-¿Ahora te vas a enfadar, Wade? -dice ella a mi espalda.

-No, ¿cómo crees? -pregunto con un poco de ironía que no puedo lograr ocultar.

Saco la cena de Blanca que había preparado de la nevera y ella se cruza de brazos mirándome desde la entrada de la cocina.

-¿Es en serio? ¿Te vas a enfadar por esa mierda?

-No es una mierda. -digo mirándola. -Todas las parejas empiezan así y luego terminan como terminan.

-¿Perdona? -espeta. -Te estás comportando como un verdadero capullo, Wade. De todas formas, ¿crees que me hubiera quedado viviendo contigo? No tenemos la estabilidad suficiente para vivir juntos aún. No llevamos ni tres meses de relación.

-Ahora resulta que has venido a esta ciudad para mudarte lejos de mí.

-¡Joder, Wade! -exclama exasperada.

-Joder, nada, Blanca. Yo pensando que viviríamos juntos, estando bien, pasando tiempo juntos. Pero ahora resulta que te vas a Manhattan, a más de una hora en coche y que encima no tenías pensamiento de que viviéramos juntos.

-Piensa un poco con la cabeza, por favor. -bufa. -Estás diciendo más estupideces hoy de las que te he escuchado decir en cinco meses.

Yo me doy la vuelta para no tener que hablar con ella y acerco su plato un poco más hacia el otro extremo de la barra.

-Tu cena.

-Que te den. -espeta.

La veo salir de la cocina y suelto un suspiro pasándome las manos por el pelo. Dios, dame paciencia. Salgo de la cocina y la veo salir de la habitación con su mochila colgada en la espalda.

-¿Dónde vas? -pregunto.

-Me voy donde sea, pero no aquí. -dice sin siquiera mirarme.

-¿Pero dónde coño vas a irte ahorra, Blanca? -bufo acercándome a ella.

-No te tiene que importar ni un poco.

-Pedías que no me enfadara pero ahora lo estás haciendo tú.

-¡Yo tengo razones para enfadarme! -exclama cogiendo la bolsa de deporte que dejó en la entrada nada más llegar. -A mi novio le importa una mierda lo que yo quiera, ¿cómo crees que me siento?

-No es que me importa una mierda lo que tú quieras, Blanca.

-Pues no lo parece. -dice abriendo la puerta.

-Blanca, ¿dónde vas?

-Que no te importa, joder. -espeta enfadada mirándome mal. Muy mal. -Cuando recapacites y dejes de decir estas gilipolleces, me lo haces saber.

-Deja de decir tú estas gilipolleces y métete en casa.

-Adiós. -dice. Y sin más, cierra la puerta.

Joder, qué mujer.

******

A la primera que suena mi móvil, lo cojo y me lo pongo en la oreja.

-Diga.

-Hola, cariño. -dice la voz de mi madre. Yo suspiro cansado y echo mi espalda hacia atrás, apoyándome en el respaldo de la silla. -Si, yo también me alegro de oírte. -ironiza.

-Lo siento, mamá. No he pasado buena noche y desde luego no estoy pasando una buena mañana.

-Blanca ha estado aquí. -me dice. Yo suspiro con alivio.

-Joder, ¿cómo no se me ocurrió?

-Me la encontré camino a un motel. -dice. Yo frunzo mi ceño. -Yo estaba yendo al súper y me la encontré. Me dijo que iba camino a un motel. Tenía los ojos rojos de haber llorado y, obviamente le dije que viniera a casa. No conoce a nadie aquí salvo a tus amigos y nosotras.

-Gracias, mamá. -murmuro pasando mi mano por el pelo. No sé cuantas jodidas veces he hecho esto en las últimas doce horas.

-¿Qué ha pasado, cielo?

-Nada importante, mamá. Lo solucionaremos.

-¿Nada importante y se pasó la noche llorando? No me lo trago.

-¿Se ha pasado la noche llorando? -pregunto sintiéndome una mierda de persona.

-No exactamente, exageraba. Pero si lloró hasta que se durmió.

Suspiro sonoramente y me froto la cara.

-Hace un rato se fue a tu casa a por todas sus cosas. Decía que a partir de aquí ya se las apañaba ella sola y que muchas gracias. No sé dónde irá, pero Sally la ha ido a ayudar, ella sabrá dónde va.

-Voy a ver si la veo. Gracias, mamá.

Cuelgo el teléfono y me levanto para ir a mi piso.

Después de que se fuera anoche, pensé que volvería pues no tendría a donde ir. Pero pasaron las horas y no volvía. A las doce de la noche salí de casa buscándola. No tenía ni idea de donde podría esta porque al no conocer a nadie, no sabía dónde se quedaría. Fui a casa de Will, Tom y a la de Robert. Llame a mi hermano y a Kim, pero nada. Hasta llamé a Soraya. Fui al aeropuerto, fui a Broadway en busca del edificio en el que se quedará, pero no sabía siquiera cual era.

Por mucho que haya pasado esto entre nosotros, sigo pensando lo mismo. No me hace ninguna gracia que se vaya a vivir a Broadway en un sitio que no conoce y sola. Vale que estará con Soraya, pero eso no me ayuda. No quiero que le pase nada y quiero tenerla conmigo, que estemos juntos. Ese era uno de los objetivos cuando encontrara trabajo aquí.

Cuando llego a mi edificio, subo rápidamente hasta mi piso y cuando llego a él, no escucho nada. A lo mejor no ha llegado. Voy a mi habitación y veo que está todo igual. Abro el armario y entonces lo veo. No está su ropa. Voy a la otra habitación y tampoco están las cosas de Soraya ni el resto de cosas de Blanca. El armario totalmente vacío. Como si nunca hubiese pasado por aquí.

Frustrado, voy hacia el salón y veo que encima de la mesa hay un post-it amarillo pegado a la mesa. No sé porqué no me fijé en él antes.

"Necesito un tiempo. Blanca."

¿Que necesita un tiempo?

Cuestión de memoria {FBTNY #2} ©Where stories live. Discover now