Otra foto de Blanca y mía, esta vez es una que nos debió tomar mi hermana ayer mismo en Starbucks. Blanca y yo estábamos sentados en el mismo banco delante de una mesa y ella estaba con Tom en el banco opuesto. Yo tengo mi brazo apoyado en el respaldo del banco blanco, diciéndole algo en el oído a ella que se ríe con su vaso de café en la mano. Vale, definitivamente mis fotos favoritas son las que nos sacan cuando no nos damos cuenta. En la descripción ha puesto una de las últimas cosas que le he escuchado decir hoy.

"Ojalá todas las pérdidas de memoria trajeran a personas como tú".

Le doy a "me gusta" y comento un simple: "Ojalá." Miro la hora de publicación y veo que hace apenas dos minutos. Justo cuando quiero llamarla, me entra una llamada suya. Sonrío y descuelgo.

-Me parece indignante que antes hayas subido una foto, en la que salgo realmente sexy debo decir, en vez de llamarme. -le digo nada más coger la llamada. Ella carcajea.

-La quise publicar antes de subir al avión pero se me fue la cobertura y no se subió. Cuando he encendido el móvil y se ha activado el internet, se ha subido solita. Por cierto, he llegado bien.

Ahora soy yo el que se ríe y ella me sigue.

-Me alegro mucho, amor. De que hayas llegado bien, no de que hayas llegado.

-Ya, me lo pienso. -ríe divertida. -Mañana empiezo a dar clases.

-¿Ya? No me dijiste nada.

-No me acordé. Me confundí de día. -suspira pesadamente. -Clases por la mañana y entrenamiento por la tarde.

-¿Cuando tienes una competición?

-En dos semanas tengo una y otra el 2 de julio. -dice en medio de un bostezo.

-Venga, a dormir.

-No, no, no. Lo he fingido, no tengo sueño. -murmura. Yo carcajeo y ella se ríe un poco.

-Sabes que a mí no me puedes mentir, Blanca Guillén.

-Lo sé, Wade Anderson. -ríe un poco. Yo sonrío. -¿Tú vas a cenar ya?

-Se está haciendo la pizza.

-Mañana cuando te despiertes llámame y hablamos un rato si quieres. -me dice y sé que está sonriendo por el tono de su voz.

-Dalo por hecho. -le digo. Escucho un bostezo por su parte. -Buenas noches, preciosa.

-Buenas noches, amor. -musita.

******

El día siguiente, después de salir del trabajo a las dos del mediodía, cojo mi coche y una mochila con ropa para todo el fin de semana y me voy camino a Camden. Esta mañana, después de hablar con Blanca alrededor de media hora mientras yo me vestía y desayunaba y ella hacía su descanso de las clases, me llamó Kim. Me convenció para pasar el fin de semana en Camden ya que ellos también tiene libre sábado y domingo, aparte de esta noche de viernes.

El trayecto hasta Camden, cinco horas en coche, se me pasan bastante rápido dado que no ha habido tráfico ni ningún incidente que pudiera retrasarme. He estado escuchando música y hablando a ratos con Blanca. Cuando ha hecho el descanso de su entrenamiento y mientras volvía a casa y hacía la cena con Soraya, la cual también se ha unido a la conversación.

A las siete de la tarde, llego a la casita que tienen enfrente del mar, muy cerca del puerto. Es una casa pequeña con lo justo para una familia no muy grande, de fachada blanca con enredaderas limpias y cuidadas de flores violetas, un jardincito como entrada el cual Kim cuida más que a nada y nadie. Es la típica casita de playa. Además de que por dentro es preciosa, muy acogedora, con cuatro habitaciones y un jardín trasero, el cual también tiene una puerta que lleva a la playa. Tienen un trocito de playa para ellos. Privada.

Llamo al timbre y quién me abre es Kim con su usual sonrisa. Me da un abrazo y besa mi mejilla. Me invita a entrar y no puedo evitar fijarme en que parece haber cogido un poco de peso, cosa que pasó desapercibida la última vez que nos vimos. Cuando entro, carcajeo al ver a mi hermano con el gato enganchado en su pierna.

-Nunca le vas a caer bien. -me burlo, dejando la mochila en el sofá gris.

Kim regaña a mi hermano y coge el gato, dejándolo el suelo. Se va corriendo hasta Dios sepa dónde. Mi hermano me da un abrazo y dos palmadas en la espalda.

-¿Qué hay? ¿Cómo va esa soledad?

-Spencer, por favor. -susurra mi cuñada mirándolo con reproche.

-Que te den. -le digo a mi hermano, sacándole el dedo corazón. Él sonríe y me da dos palmaditas en el pecho.

-Se refería que como vas estos primeros días sin Blanca. -dice Kim con un tono de voz suave.

-Bien, bueno. Es raro. He estado sin ella más de veintisiete años. Puedo aguantar un mes.

-¿Y aguantarás un año cuando se vaya de vuelta a Barcelona cuando acabe el verano? Si es que vuelve al año. -pregunta mi hermano. Yo lo miro mal y Kim golpea su estómago.

-¿Puedes ser un poco más cuidadoso, joder? -bufa ella enfadada.

-Berly, no te pongas así. -pide mi hermano pasando su brazo por sus hombros, pero ella se deshace de ellos.

-No me toques ahora. Últimamente estás más gilipollas que de costumbre. -dice ella enfadada, yéndose hacia el jardín trasero.

Yo miro a Spencer que suspira apoyándose en la pared. Yo palmeo su pecho.

-¿No estáis bien? -pregunto con una mueca. Él me mira con una mueca.

-Le pedí que se casara conmigo ayer. -murmura. Yo abro mucho los ojos. -Y me dijo que no.

-Sabes que a Kim no le gustan los compromisos. Ya sabes lo que le costó confiar en ti, Spen.

-Lo sé. -suspira. -Pero llevamos prácticamente siete años juntos y...

-Y te recuerdo que le pediste matrimonio cuando ella acabó la uni. -lo interrumpo. Él asiente con la cabeza. -Y te dijo que no, te dio sus razones y tú vuelves a pedírselo.

-Pensé que esta vez me diría que si. -murmura. -Ya llevamos un tiempo un poco tensos y pensé que, a lo mejor, las cosas se solucionarían.

-Pedir matrimonio no soluciona nada, Spencer.

-No me refiero a eso. -niega con la cabeza.

-¿Por qué estáis 'tensos'? -pregunto haciendo comillas.

-Ha vuelto su ex novio al pueblo y como trabaja para ellos en el hotel...

-Te has puesto celoso. -afirmo. Él asiente con la cabeza. -Joder, Spen. Confía en Kim.

-Confío en ella más que en mí, te lo aseguro. Pero ese tío me enerva, me cae jodidamente mal y no lo quiero cerca de ella. Kim intenta que me lleve bien con él, pero joder, no puedo. No lo trago. No lo quiero cerca de Kim. Y no quiero llevarme bien con él.

-Deberías salir y hablar con ella. Mira, voy a decirte una cosa. Creo que Kim está embarazada. -le digo recordando su barriga un poco más abultada que lo normal.

-¿Qué dices? Si te toma las pastillas. -murmura. Él se queda en silencio un rato. -Ahora que lo dices... Hace ya meses que no veo ningún paquete de compresas en el mueble del baño. El mismo tiempo que hace que está un poco... con cambios de humor. Joder. Mierda.

Y sin más, sale corriendo hacia el patio. 

Cuestión de memoria {FBTNY #2} ©Where stories live. Discover now