Buscándote [Hiccup y Tú]

Capítulo 12

En el pasado

_______ Gormsson

Oh Dioses, hay más jinetes de dragones y están en la isla donde me he estado hospedando. Que horror.

Deje todas mis cosas allí. ¿Qué pasa si me las roban?

¿Cuántos jinetes eran? ¿Dos?

Apenas los vi decidí irme, no presté atención a sus dragones o si tenían armas.

Espero que se vayan luego, debo volver para buscar mis pertenencias.

Deimos voló a una isla cercana, nos escondimos entre los árboles, mi dragón también se veía alterado.

—Supongo que ellos no te harán daño, al fin y al cabo son jinetes de dragones —supuse tratando de calmar a mi dragón— Sin embargo, supongo que se llevarán mis cosas y mi dinero. Tendremos que volver a las tabernas...o sea yo, tú deberás esconderte.

Mi dragón comenzó a rugir, le desagradaba esconderse.

Me senté entre la hierba, y mis pensamientos volvieron a girar en torno a un lugar: Berk.

Siempre me preguntaba cómo estaban mis antiguos amigos, cómo estaba mi familia.

Tal vez todos hayan rehecho sus vidas y les va bien, ya han pasado dos años, dudo que alguien piense en qué fue de mi.

[...]

Al caer la noche, volví a la isla y me sorprendí al ver todas mis pertenencias, obviamente las habían revisado, pero creo que estaba todo.

—Bueno, no me robaron el dinero —sonreí mirando a mi dragón— pero ya no es seguro quedarse aquí, en cualquier momento pueden volver. Mañana al amanecer tendremos que irnos.

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Hiccup Haddock

Brutacio se llevó consigo, el brassier que encontramos allá. Le dije que era mejor llevarse alguna camiseta para luego poder rastrearla. Él quiso llevarse el brassier.

—Hiccup, lo volveré a repetir: un brassier es mucho mejor que una camiseta —comentó riendo mientras se bajaba del dragón de mi padre, ya habíamos vuelto a Berk.

—Eres un maldito pervertido, esa es la verdad —rodé los ojos mientras me baja del lomo de Chimuelo.

Al girarme para observar a Brutacio, lo observé con extrañeza.

¿Quién se pone un brassier en la cabeza?

—Parásito, que bueno que llegaste —comentó Brutilda acercándose a nosotros— ¿Qué es eso?

—Deberías saberlo, eres mujer...¿No eres mujer? Oh por todos los Dioses, ¡Todo este tiempo tuve un hermano y no lo sabía! —Brutacio exclamó sorprendido.

Sonreí y me aleje de los gemelos. Llegue a mi hogar y rápidamente subí a mi habitación.

Me recosté en mi cama, y debajo de la almohada saque la carta que _______ me había dejado antes de irse, volví a leerla. Escribía bonito, quizás ahora su letra haya mejorado.

Mañana se cumplen tres años desde que ella se fue. En estos años, apenas he logrado encontrar pistas de su paradero.

Pero me intriga esa jinete de dragones, que monta un cortaleña. Los chicos la ha visto, yo la he visto. Rompecráneos, el dragón de mi padre, nos guío hasta una isla y allí estaba esa jinete.

Es loco, pero tengo el presentimiento de que ella puede saber algo de _______.

Tal vez, sea cosa de buscar a aquella jinete y que pueda ayudarme.

Será difícil, por lo que han contado los chicos, y por lo que yo presencié, ella suele huir enseguida.

—Hijo —mi padre entro en la habitación— ¿Les fue bien?

Supongo que me viene a preguntar esto porque fuimos con su dragón.

—Sí, después de tanto tiempo, por fin estamos encontrando pistas —le sonreí y me senté sobre la cama.

Él se sentó a mi lado.

—Hey, pronto estarás de cumpleaños, tal vez quieras una fiesta o...

—Gracias, pero no quiero nada, papá —dije rápidamente.

—Hijo, que ______ haya escapado no es motivo para no celebrar tu cumpleaños.

—Papá, puedes parar ¿Por favor? —pregunté molesto— cada vez que me opongo a algo, siempre sacas la ilógica razón de que se debe a ______. No es así, si me opongo o niego algo, se debe a que yo no quiero eso.

Mi padre me observó con asombró, asintió y se fue de la habitación sin decir nada más.

Bueno, tal vez si se deba a ______.

Siempre que celebrábamos nuestros cumpleaños, hacíamos alguna estupidez, algún invento alocado.

Una vez hicimos una competencia de quién era capaz de nadar más rápido.

Casi me ahogo.

Me encantaría que aquellos días volvieran.