22. Evaporación

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Aitana

Las risas inundaban el piso de Luis cuando entramos. Tenía la calefacción puesta y el calor nos inundó.

- Hola – dije, entrando en el salón, seguida por Amaia, Ana y Miriam.

- ¡Pero bueno! – Roi se levantó y me abrazó rápidamente, haciendo que mis pies abandonasen el suelo. – Qué alegría veros.

Reí mientras abrazaba a Alfred, con una gran sonrisa en mi rostro.

- Mira que eres preciosa. – Luis susurró para que nadie lo escuchara, mientras yo corría hacia sus brazos.

Escondí mi cabeza en su pecho y pude notar sus labios en mi frente, despeinándome.

- ¿Cuál es la sorpresa? – dije, separándome de él y mirándolo. Una sonrisa traviesa pudo vislumbrarse en la cara de Luis.

- ¿Sorpresa? – Amaia dejo de abrazar a Alfred y nos miró, interrogándonos con los ojos. - ¿Qué habláis?

- Sentaos. – Luis nos pidió, haciendo un gesto con la mano. Todos ocuparon un puesto en el sofá y yo me senté al lado de él; nuestras manos rozándose. - ¿Roi?

Roi hizo una pausa dramática y cogió aire, inspirando fuertemente.

- Bueno, es que Alfred, Cepeda y yo hemos estado pensando... - empezó a hablar.

- Ah, ¿pero vosotros pensáis? – Ana rio, tapándose la boca con su mano.

- Auch. – Roi se frotó el pecho, justo en el corazón, antes de proseguir. – Bueno, como estaba diciendo antes que me interrumpieran, hemos pensado en hacer algo todos juntos. Y cómo no queremos que nos digáis que no, ya hemos reservado y todo.

- ¿Reservado? – abrí los ojos como platos. – No sabéis como tengo los siguientes meses con la promoción del disco.

- Chicos, estáis locos, yo tampoco voy a poder. – Miriam puso un puchero y se cruzo de brazos.

- Tranquilas y dejad que acabe. – Alfred apoyo su cabeza en el hombro de Amaia y sonrió.

- No os preocupéis que en la fecha que hemos cogido no tenéis nada en la agenda – Roi rio, juntando sus manos. – ¡Vamos a comer las uvas juntos! Como el año pasado en la academia, ¿qué os parece?

Miré a mi alrededor. Amaia y Miriam tenían la boca abierta mientras Ana no paraba de aplaudir, con una gran sonrisa.

- ¿Pero, dónde? – la ilusión crecía dentro de mí pensando en pasar las navidades con mis amigos y con él; con Luis.

- Asturias. – Luis me miró fijamente; estábamos demasiado cerca y pude observar cada detalle de sus ojos. – Un pequeño bungaló perdido en la naturaleza.

Me levanté y empecé a saltar. Me daba igual parecer una niña pequeña, estaba feliz.

Y después de todo, no quería esconderlo.


Cepeda

Mi sonrisa era tan grande que iba a explotar en mi cara. Explosión de sensaciones, de sentir cada uno de mis muros, cada uno de mis miedos, evaporarse. De ver mi coraza resquebrajarse. De saber que una vez derribados, no había vuelta atrás.

- Y me da igual. – susurré para mí mismo.

Porque me daba igual sentirme vulnerable. Todo me daba igual porque todo lo que importaba se encontraba en esa habitación.

Aitana se abrazaba a Miriam y ambas daban vueltas; todos hacían lo mismo mientras se escuchaban risas flotando en cada rincón.

- ¡Ven! – Ana tiró de mí y me abrazó, acariciando mi pelo.

Yo quiero más || AitedaWhere stories live. Discover now