Él solo suelta una risita con un gruñido y cruza sus rodillas, afirmándose sobre el borde de mis glúteos. Siento su pene afirmado contra mi culo, provocando todo tipo de pensamientos, preocupaciones y fantasías.

—Nick—murmuro.

Creo que dejar escapar su nombre ya forma parte de mi morbo.

Él no se detiene, por el contrario, se coloca en posición horizontal sobre mi espalda, aunque sin tocarme. Sus manos se afirman en la cama como si estuviese por hacer flexiones de brazo.

Me quedo esperando el momento en que me dé duro y sin piedad, me haga gritar, doler y sufrir...

(El punto es que el destino es una verdadera perra y siempre está listo para sorprenderme.)

Nick asoma sus labios a la zona donde anteriormente liberó mi cabello y deposita un casto y tierno beso.

Una respiración profunda y prolongada huye de mi garganta al sentir su incipiente barba contra mi piel.

Él separa los labios y me besa con mayor intensidad, generándome intensas sensaciones, haciéndome desvariar.

En el beso, succiona, me roza con sus dientes, su lengua se desliza con experiencia y gracia.

Por fin deja caer su cuerpo con suavidad, sin ejercer todo el peso que podría, pero sí provocándome un estado semejante a la locura al sentir toda su parte delantera presionando contra mi cuerpo completo desde atrás.

Él me sigue besando el cuello, succionando cada vez con mayor intensidad, besándome de manera apasionada y desatando una red de mariposas eléctricas en mi ser al empujar su pene contra mis glúteos.

Sus manos se cierran sobre mi cintura, obligándome a levantarme. Él se arrodilla tras de mí, provocando que deba apoyar mis codos contra el colchón.

Mis sentidos se vuelven un remolino o una tormenta eléctrica al momento que sus manos acarician mi sexo. Primero una mano, presionando con uno de sus dedos hasta encontrar mi clítoris. Por todos los demonios, necesitaba de esto.

Nick sigue presionando, provocando que me retuerza en el intento de mantenerme firme.

—Ah...

En medio del gemido, cierro los dientes contra la almohada. Él sigue haciendo lo suyo, encontrando y presionando mi botón sensible, jugueteando y penetrando más adentro...

Hasta que aparta la mano.

Su momento de clemencia logra traerme de nuevo a la Tierra. Cuando me vuelvo, encuentro su mirada lasciva descendiendo hasta desaparecer entre mis piernas, y lo siguiente que siento es su lengua contra mi clítoris.

La almohada me queda demasiado lejos y un gimoteo me queda en la garganta cuando Nick me penetra con su lengua. Entra y sale de mi vagina, sin piedad alguna, insistiendo, entrando y saliendo con firmeza.

Mi corazón va a mil cuando en el instante que creo no resistirlo más, él se aparta.

Busco respirar de nuevo, implorando algo de cordura...hasta que siento rozar su pene contra mi vagina.

Sin condón.

Me vuelvo rápidamente y en un estado de placentera duermevela, me encuentro con que está asomando su pene hacia mí, en peligrosa dirección.

—¿No...tienes...condón?

Le pregunto.

Y es tan estúpida mi pregunta, por supuesto que tiene.

—Ah...

Mi farfullo se oye intenso cuando siento finalmente que se introduce dentro de mí.

El gemido que suelto es tan extenso como una súplica.

+18 Las Mentiras del JefeМесто, где живут истории. Откройте их для себя