Advertencia: este cap no tiene contenido explícito, pero les va a dar en el kora a todes. Preparen las bragas.
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NATALIE
Se va acercando el destino.
Por cada minuto que pasa, por cada kilómetro andado, mi corazón se encoge. Una parada antes de llegar a final de camino es la excusa perfecta para retrasar lo necesario y disfrutar más momentos junto a Nick, que tan necesarios me están resultando.
Quisiera verlo, tenerlo conmigo, no alejarme de él, no saber más acerca de él. Tantos secretos me hacen pedazos.
Prefiero no hundirme más en la herida, por ahora.
Llegando a un pueblo, nos encontramos con la ansiada gasolinera. Nick la señala y ambos reímos. El hambre nos estaba torturando, más aún luego de una probadita de sexo.
Nos encontrarnos de pronto a ambos riendo, a la espera de entrar de manera sorpresiva y un poco clandestina a un sitio como este... Y es lo que me hace pensar por un pequeño instante en que podemos llegar a ser como personas completamente normales, afines a este tipo de situaciones, que podríamos llegar a hacer las cosas bien.
Que somos algo similar a una pareja, de esas que tienen algo en común mucho más fuerte que el afecto, que las mantiene unidas un lazo delicioso. Quisiera tener la certeza de que mi lazo con Nick no se vería roto en caso de que lleguemos a destino...
Él es importante para mí. No sé hasta qué punto yo para él. Ahora mismo parece que el mundo fue hecho para nosotros.
—El señor Nick Jefferson está a punto de comer en el restaurant de medio pelo en una gasolinera al medio de la nada—le pincho mientras caminamos en dirección al interior del lugar.
Él me mira con perspicacia y sonríe.
—¿Perdona? He comido en lugares mucho peores. Incluso no he comido—declara.
—Estoy segura de que no era el estilo de vida al que acostumbrabas hasta el momento.
—De hecho no, pero le doy valor a lo que no está de lado de las "riquezas". Venir a este sitio, luego de un viaje por demás agradable y en una compañía que venía deseando desde hace mucho tiempo, me hace una persona mucho más rica de lo que he sido en mucho tiempo.
Lo miro y no puedo evitar morderme el labio. A veces no entiendo hasta qué punto habla en serio o solo está intentando ser seductor para que no deje de darle una cuota de sexo, cosa que tanto le gusta.
Acro seguido, antes de cruzar la puerta, hace una estupidez.
Se acerca a mí y me toma de una mano.
Yo hago otra estupidez. Cedo y tomo la suya.
Mi corazón se hincha.
Hacía tanto tiempo que no sentía esto.
¿Cuánto tiempo estuve sin vida como para darme cuenta ahora de que no he estado haciendo absolutamente nada por andar en penumbras?
Es inevitable andar y andar sin detenernos un momento a decir BASTA, a dejar de pensar, a cambiar la dirección de nuestro camino y decidir hacer las cosas un poquito diferente.
No hay nada más contradictorio a la vida que la monotonía.
Y tuve que esperar a que mi corazón se infle de luz para saber que he andado medio muerta.
