NICK
¿Pastelito? ¿Vicent? ¿Qué se supone que sabe de Natalie? ¿Tiene algo que ver con que ella haya desaparecido?
¡Pero si ni siquiera se conocieron alguna vez entre ellos! A Vicent lo contraté hace menos de un mes para localizarla.
Saber eso me conduce a haberle realizado un llamado de inmediato donde, encolerizado, lo acribillo a preguntas:
—¿Qué sabes tú de ella y por qué está desaparecida?
—Señor, apenas hace un tiempo supe que ella estaba aquí en Hard Deep. Por ética de nuestro trabajo, las identidades son resguardadas. Además, por si en caso de que uno de nosotros resulta hackeado, no haya colegas de la red que puedan verse perjudicados.
—Pero aquí me llamas por mi nombre.
—Le dije que su servidor está a mi cargo y voy borrando toda huella de nuestras conversaciones.
—¿Por qué ella te reveló su identidad?
—Necesitaba mi ayuda. Alguien la estaba hackeando.
—¿Sabías de mí?
—Ejem...
—¿Sabías de mí antes de que tuvieras que ayudarla?
—Ella me pidió una vez indagar en un perfil. Cuando me contrató, tenía de usted esa referencia previa.
—¿Te habías metido en mis cosas y no dijiste una palabra antes de que te diese el trabajo? ¡Dame un solo motivo para no despedirte!
—Pues... Otros hackers indagan en absolutamente todo de las personas que los contratan y exigen enormes sumas de dinero por el manejo debido de la información; extorsiones, amenazas o simple diversión. Creo que cayó en buenas manos, yo no haré nada de eso, mi manera de trabajar es en casos extremos. Mi manera y la de mi equipo en Hard Deep.
—¿Cuál es tu equipo?
—Ella formaba parte de mi equipo hasta que desapareció. Tuvo algunas visitas al sistema de manera intermitente, pero de modo sumamente sospechoso.
—¿Por eso la buscas?
—Fue seriamente amenazada y expuesta públicamente.
—¿Hace cuánto te conoce?
—No literalmente. Ni siquiera sabe mi nombre real.
—¿Hace cuánto se hablan?
—Quizás...unos cuatro años.
Carajo, eso es antes de que yo la conociera. De pronto mi nivel de oportunidades va descendiendo bruscamente, pero ¡no sé por qué esto me preocupa! Ella se marchó, me dejó, me hizo sentir como una basura y aún así soy yo el que anda detrás.
Y estoy a punto de ir a buscar a Vicent para hacerle daño seriamente cuando la pregunta prohibida sale de mi boca:
—¿Ella te quiere a ti?
—¿Qué?
—Que si ella siente algo por ti. Se hablan hace cuatro años, deben conocerse muy bien aunque digas lo de esa supuesta ética. No veo por qué motivo ella decidió exponerse así contigo.
—Pues, no lo sé, necesitaba mi ayuda.
—¿Y por qué no me la pidió a mí?
—Necesitaba conocimiento en informática.
—Aléjate de ella.
—¡Ni siquiera sé dónde está!
—Pues... Averígualo y aléjate de ella.
