10. Energía

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CASSANDRA

— ¡Nooooo! — grito estallando en cólera.

Inhalando una gran bocanada de aire, Sean se incorpora sobresaltándonos a todos. ¡Está vivo! Pienso irradiando en una felicidad absoluta.

Alelado, empieza a toser sangre como un descosido y se agarra a al pared del baño buscando equilibrio.

— Sean... — sollozo pletórica agarrando su rostro confiada. Sus latidos me devuelven de nuevo a la vida.

Entreahogándose bajo la cascada de agua, se separa de mi en busca de oxígeno. Mi padre se apresura a detener el grifo para darle tregua, pero eso no hace que deje de escupir rojo.

— ¡Chicos! — mi madre entra derrapando.

Bajo la mirada estupefacta de mis padres, mi compañero se recupera del paro cardiaco. El corazón le va a mil por hora. Clavada en él, le observo teñir la bañera de rojo. No ha deja de sangrar. Cuando por fin consigue nivelar su pulso, levanta la cabeza para verme. Le toma unos segundos volver a situarse.

SEAN

"¿Cassandra?" Asintiendo, me mira como quién ve un fantasma por primera vez.

— Dios, chico. Menudo susto nos has dado. —me vuelvo algo brusco pinzando mi columna. Laura, su madre. — Por un momento creímos que te habíamos perdido...

— ¿Qué ha... ? ¡Auch! — me quejo al intentar levantarme. Busco de reojo al interlocutor cuando siento los brazos de Cassandra rodeándome.

— No te muevas hijo, aún necesitas su energía para cerrar ese estropicio. Podrías haberte quedado inválido. — Pierdo el hilo de la conversación al percatarme de que estoy sentado sobre Cassie; en apenas ropa interior. ¿Pero qué cojones ha pasado aquí? Examino nervioso mi entorno percatándome del estocado que he dejado en la superficie del baño. Por el astro, está todo lleno de sangre. ¿Es mi sangre?

¡La estoy empapando! Pienso intentando apartarme de ella, pero ella me aprieta más.

No piensa dejar que me mueva.

Asiento dejándome abrazar e intento acomodarme de la forma menos tensa posible, pero reconozcámoslo, es algo imposible. En otra situación me negaría por completo a esto, pero la verdad es que sus brazos se sienten como estar en casa.

Trago saliva observándola de reojo. Recostada contra el mármol, Cassie respira pausada pero entrecortada, como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despierta. Sus mejillas, siguen destacando por su color rosado a pesar del carmín que salpica. Su cabello, ahora mojado por el agua de la ducha, cae pegado desde su rostro hasta su cintura. Hago intención de seguir analizándola pero me detengo en los límites de su cadera.

"Esto es muy raro." Suelto a modo de autocastigo. Para mi mala pata, ella lo oye y avergonzada por mi comentario, sonríe de lado desviando la atención hacia otro lado.

— Tu contacto hará que sanes más rápido cuando estés herido. — la voz de Harald alcanza por mi retaguardia. Comprendo y busco a Cassie para intercambiar miradas inexpresivas; nuestro vínculo habla por nosotros. — De igual forma pasaría contigo en su misma situación.

Se me tensa el cuerpo al volver a recordar la situación de hace unos minutos.

— Relájate, hombre. — Su padre se ríe al conmocionarme. — Estáis a salvo ahora. Laura ha llevado a Gabriel a la academia para examinarle. Por ahora todo lo que podéis hacer es recuperaros y descansar. — Intento hacer lo que me dice, pero la rabia vuelve a alcanzarme. — Hijo, todo lo que sientas en este momento, lo siente ella... así que contrólate un poco,¿vale? Cassie está haciendo un gran esfuerzo por sanarte.

EL VINCULOWhere stories live. Discover now