EL VINCULO

8. El vínculo

CASSANDRA

— Gabriel, hijo. Tienes que calmarte... — un eco lejano nubla mi cabeza.

— ¡NO! — se oye demasiado cerca para ser un sueño — ¡YO ERA SU PROMETIDO ANTES DE QUE ESTE IDIOTA APARECIERA! — un escalofrío me sacude de pies a cabeza.

—¿Disculpa? — siento un cosquilleo en mi estómago al oír su timbre.

— Chaval, me da que no entiendes la gravedad del asunto... — reconozco la voz de tía Wen al instante. — Cuando dos alphas se vinculan no hay opción; es LEY.

— ¿PERO QUÉ...? — Se toma unos segundo como si tratara de buscar apoyo que cuestionara su respuesta. – ¿QUÉ SABRÁS TÚ DE MALDICIONES LOBUNAS?— ruge a mi mejor amigo.

Parece que ninguno de los presentes se ha atrevido a llevarle la contraria a la bruja.
Frunzo el ceño y aprieto los ojos removiéndome entre las sábanas como inútil intento de silenciarlo. Empieza a haber demasiado ruido aquí adentro.

— Será mejor que cuides tu tono, lobito. Precisamente, yo lo sé todo de vosotros. Así que yo de tí, me andaría con cuidado con lo que digo...

— ¿A sí? — escupe para provocarla. — ¿Y qué me harás si no? — ya tardaba demasiado en manifestar su característica chulería. Si hubiera estado plenamente despierta, hubiera puesto lo ojos en blanco como muestra de mi condescendencia, pero parece que ya se encarga otro por mi. 

Acompañado de un cansado suspiro, oigo farfullar a la melódica voz de antes. — Niñato... — Eso hace estallar en cólera al norteño. No tengo que estar presente para verlo echar fuego por la boca.

— ¿QUÉ-HAS-DICHO? — sus gruñidos se cuela tras mi oreja cual picor punzante.

— Gabriel. — advierte mi madre.

Algo no va bien.

— ¡NO! ¡ELLA IBA A ELEGIRME A MI, LAURA! ¡NO PIENSO AGUANTAR QUE ESTE IMBÉCIL ME VACILE!

Wen estalla en carcajadas para echarle leña al fuego. — Chico, si no te eligió en 3 años de relación... Dudo que mucho pudieras hacer algo ahora.

— SE ACABÓ... — gruñe colérico. La ira lo sobrepasa y noto mi cuerpo tensarse para prevenir el ataque. Un dolor punzante me atraviesa de pies a cabeza hasta que ya no puedo más. Mi cuerpo entero ruge hasta que les mando callar a todos.

— ¡BASTA! — Sudorosa, despierto en mi habitación completamente a oscuras.

Me sujeto la cabeza nerviosa estudiando mi entorno. ¿Ha sido un sueño? La casa está en completo silencio. ¿Qué ha pasado? Recuerdo a Gabriel en forma lobuna y luego... vacío. Me muerdo el labio intentando recordar lo sucedido. 

—"Cassandra". — Un suspiro tras mi oreja. 

Se me eriza la piel al escuchar mi nombre y entro en pánico. Asustada y confusa, enciendo la luz para deslumbrar a quien sea que esté gastándome una broma, pero no veo a nadie. ¿Estoy sola? Nerviosa camino hasta el baño para refrescarme la cara y acabar de despertar. ¿Cómo he llegado hasta mi cuarto?

— "Cassandra. Contéstame." — De nuevo la voz, pero ahora la identifico con mayor claridad. Observando mi reflejo observando el fervor de mi nuevo vínculo palpitándome en los ojos. 

— "¿Sean?" — Pregunto nerviosa viento mis pupilas dilatándose.

El destello vuelve a palpitar. No hay duda alguna, es él. Un extraño alivio se apodera de mí incendiándome. No ha sido un sueño, está aquí.