Capítulo 26

7.1K 1.3K 167
                                    

-Estúpida ley de Murphy -gruño, mientras acciono el claxon una y otra vez. Sé que no va a servir de nada, pero no sé qué más hacer, salvo gritar. O bajarme del coche y liarme a hostias-. Como te odio, cabrón.

De todos los momentos en que podía suceder, este es, sin duda, el peor de todos ellos. Porque justo hoy he decidido tomarme un día para mí misma en meses y justo hoy me he ido de ruta, fuera de la ciudad, para despejar la mente. Porque justo hoy hay un atasco del copón en la autopista ahora que intento regresar a casa, pues justo hoy algún loco ha decidido ir en dirección contraria durante unos cuantos kilómetros, sembrando el caos tras él. Y porque estoy rompiendo la promesa que le hice a Archer de estar con Zandra cuando llegase el bebé. Porque claro, justo hoy que estoy más lejos y no puedo volver, ese bebé ha decidido venir al mundo. 

-Relájate, Chris -tengo el manos libres puesto para poder hablar con Zandra, que está preparando sus cosas para irse al hospital porque las contracciones vienen demasiado rápidas ya.

-Eso debería estar diciéndotelo yo a ti, Zandra -protesto, dando otro bocinazo, de paso-. Muévete, capullo. ¿No ves que la fila avanza?

Cuando protesta devolviéndome el sonido y moviendo una mano hacia mí, le saco el dedo de en medio por la ventanilla, para que lo vea bien. Estoy deseando que se baje para enzarzarme en una pelea con él. Al menos, así desfogaré un poco. Estoy tan alterada, que combustionaré en cualquier momento.

-Lo importante es que llegues bien, ¿vale? -me recuerda por enésima vez, al escuchar mis gritos. Luego la oigo jadear por culpa de otra contracción y su voz sale estrangulada al hablar de nuevo-. Yo puedo pedir un taxi.

-No quiero que vayas sola, joder -golpeo el volante, frustrada-. Podría pasar cualquier cosa por el camino y...

-Ya, Chris -me frena-. Concéntrate en salir del atasco, que yo me las arreglaré hasta tu llegada.

-¿Y si no llego? -es lo que me estoy temiendo.

-Lamento matar tus ilusiones, pero no eres imprescindible para que dé a luz -la escucho reír-. Creo que sabré hacerlo sola. No seré la primera ni la última que lo haga.

-Vete a la mierda, Zandra. Sabes a lo que me refiero.

-Oh, dios -gime. Segundos después, añade-. Esta ha sido fuerte.

-Tienes que ir al hospital ya -le ordeno, más histérica de lo que ella parece estar. No quiero que vaya sola, pero es imposible que yo llegue a tiempo ni aunque se disolviese el atasco por arte de magia. Y entonces, recuerdo algo-. Voy a colgar, Zandra, pero no te vayas todavía. Espera solo un par de minutos.

-Aclárate, mujer -jadea- ¿Me quedo o me voy?

-Te esperas -digo, justo antes de colgar y marcar otro número.

-El hombre de tus sueños al habla -escucho al otro lado.

-¿Así es cómo saludas a todos? -rio.

-Solo a ti, cariño.

-Si te oye mi hermano, ahora mismo estarías metido en un buen lío.

-Pero no tiene por qué saberlo. Ninguno se lo va a decir, ¿verdad?

-Guardaré silencio, solo si me haces un favor.

-Lo que me pidas, te lo daré todo con gusto.

-No esa clase de favor -sé por dónde van sus pensamientos. Y aunque también sé que espera que le siga el juego, ahora mismo no tengo tiempo para eso. Hay cosas más importantes a las que atender-. Si te paso una dirección, ¿irías a buscar a alguien para llevarlo al hospital y te quedarías a su lado hasta que yo llegue? Estoy en un maldito atasco y no sé cuándo podré salir de aquí.

Christine (Saga SEAL 3)Where stories live. Discover now