Capítulo 8

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Esta está resultando una mañana aburrida en el bar. Aunque con la resaca, casi lo prefiero. Por suerte, me fui más temprano de lo habitual y no tengo que lamentar un dolor de cabeza de esos que hacen que quieras arrancártela solo para no seguir sufriendo. Como les debe estar pasando a algunos de los compañeros de mi hermano ahora mismo. Porque acaban de entrar por la puerta como almas en pena y parecen estar sufriendo bastante por los excesos de anoche. Yo, en cambio, ahora estoy sonriendo, feliz de tener con quien entretenerme mientras no termina mi turno.

-Buenos y gloriosos días -les digo, mostrando más entusiasmo del que siento en realidad, solo por molestarlos un poco.

-No sé qué tienen de gloriosos -me dice mi hermano con cara de pocos amigos.

-¿Alguien no mojó ayer? -me burlo de él mientras les sirvo cerveza. Él me enseña el dedo corazón y yo le saco la lengua.

-Llévate eso de mi vista, Chris, por favor -se queja Loman-. No quiero más alcohol.

-Ya están abiertas -le digo, antes de retirar la tapa de la suya. Cuando me mira con una ceja elevada, me encojo de hombros-. Además, la cerveza te quitará la resaca. Ya lo verás.

-Seguro -no me cree, pero se la bebe igual.

Cuando termino de servirles, voy a la barra para cobrar a unos clientes que ya se marchan y después regreso con ellos. Me siento a la mesa, con mi propia cerveza en la mano y trato de unirme a la conversación que están manteniedo. Necesito un descanso de una mañana soporífera y unas risas con ellos me vendrán estupendamente. Me lo deben por haberme dejado sola con la no-pareja. Que por cierto, no han venido hoy.

-El próximo fin de semana preferiría practicar algún deporte extremo -por lo que dice, Loman parece tan aburrido como yo-. Tanta inactividad me tiene estresado y no me apetece relajarme con más alcohol. Al final, el remedio acabará por matarme. ¿Quién se apunta?

Según me dijo Biff, van a estar unos cuantos meses en casa porque Hank pretende buscar a un sustituto para sí mismo en el equipo, durante las pruebas de acceso a los SEAL. Quiere formar parte del grupo de instructores que se encargarán del curso de este año para estudiar de cerca a los candidatos y poder decidir quién es el idóneo para su puesto. Aunque Simmons será quien dirija al equipo en cuanto él se retire, quiere proporcionarles un buen francotirador que se adapte a ellos con rapidez.

Si supiese que podría superar las pruebas, lo intentaría yo, aunque solo fuese para fastidiar a mi hermano en caso de que me escogiesen a mí para formar parte de su equipo. Pero ese es un esfuerzo físico que no me gusta. Yo lo prefiero de otro tipo, mucho más placentero.

-Si te apetece practicar un deporte extremo, prueba a follar en un suelo de parquet con los calcetines puestos. Eso es adrenalina pura, tío -le dice mi hermano, arrancando varias carcajadas de sus compañeros.

-Joder, Fisher. Yo hablaba en serio -Loman apenas consigue dejar de reír y yo estoy dispuesta a ponérselo un poco más difícil.

-Créeme -le digo-, él también. Sobre todo si a eso le añades la llegada inesperada del padre de la chica en cuestión.

-¿No me jodas que le pasó eso a Suicida? -me mira con incredulidad y casi me dan ganas de golpearlo en la frente por dudar de mí. Viniendo de mi hermano, debería creérselo todo.

-No fue exactamente así -empieza a protestar mi hermano, pero no le permito defenderse.

-Cierto, no llegó a metérsela del todo -las carcajadas no se hacen esperar-. El padre apareció justo cuando mi hermano la tenía casi empotrada contra la pared. Le estaba costando porque no dejaba de resbalarse por culpa de los calcetines.

Christine (Saga SEAL 3)Where stories live. Discover now