Capítulo 11

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-Tengo paciencia -me dice, con toda la calma del mundo-. Puedo esperar a que me lo cuentes, pero si creo que debo saberlo, no dudes que lo averiguaré como sea.

-Te lo contaré cuando tú me digas quién es ella -le repito, con la misma calma.

-Te lo contaré cuando sepa qué hacer al respecto -se encoje de hombros y diría que parece preocupado. Sé que ahora me apiadaré de él y le daré un consejo que, probablemente, no siga. Así funcionamos los dos.

-Date tiempo -le digo-. No hagas ningún movimiento por ahora y deja que las cosas sigan su curso. Tal vez solo es algo momentáneo y en un par de días conoces a otra chica que te gusta más y te olvidas de ella.

-Llevo cuatro años de flor en flor, Chris. Y no es que me vaya a quejar de eso, pero empiezo a estar un poco harto -se apoya en la encimera-. Tampoco estoy diciendo que ahora vaya a buscar una relación a largo plazo porque con mi trabajo no sería sencillo y no sé si me apetece esforzarme tanto, pero cuando veo al jefe y a Malachi... bueno, supongo que eso me hace replanteármelo en ocasiones.

-¿No puede ser que la hayas visto a ella con otros ojos por eso? -aventuro-. Ya sabes, el roce hace el cariño y como no te apetece esforzarte demasiado, preferirías arriesgarte con alguien que ya conoces. Menos trabajo para ti.

-No es eso -me interrumpe-. Tengo docenas de amigas que servirían igualmente si fuese así, pero ninguna ha llamado mi atención. Ni siquiera ella lo hacía.

-Hasta ahora -concluyo por él.

-Hasta ahora.

-¿Qué cambió?

-Ojalá lo supiese, Chris -me mira, frustrado-. Así podría ignorarlo y asunto resuelto.

-Ignorar el problema no lo solucionará -y vuelvo a pensar en Archer. Maldita yo.

-Pero me hará la vida más fácil.

-Hasta que te explote en las narices.

-Soy especialista en explosivos -ya se terminó la charla seria porque mi hermano el payaso ha regresado. En fin-. Yo soy quién hace explotar las cosas. Prendo la mecha y boom, todo por los aires.

-Venga, señor de la mecha -tiro de él-, ayúdame a limpiar todo esto. No me apetece poner el lavavajillas por un par de platos.

-Como en los viejo tiempos -ríe-. Tú lavas y yo seco.

-Esta vez será al revés -lo señalo-. No sabes dónde guardo las cosas.

-Señor, sí señor -se cuadra y yo le saco la lengua.

Estos son los momentos que me gusta compartir con mi hermano, no cuando se pone en plan extra protector conmigo. No es que no se lo agradezca, está bien saber que tienes a alguien que estará ahí para ti si lo necesitas, pero a veces se mete más de lo que debería. Quiero resolver mis problemas por mí misma porque no puedo depender de él para todo. Y eso es algo que debe entender. Fue una de las razones por las que me fui al otro extremo del país, aunque luego me haya arrepentido en más de una ocasión.

-Biff, ¿cuándo se va Hank a San Diego? -no he vuelto a saber sobre el tema desde aquella última conversación en el bar y ahora me he acordado al pensar en California.

-Al final no se va.

-¿Qué?

-Los jefes no quieren prescindir por ahora de él, así que le han pedido que continúe en su puesto un poco más. Nos despliegan en un par de días, pero regresaremos en tres meses, con tiempo para preparar el papeleo y hacerlo instructor en Virginia Creek. Estará listo para recibir a los nuevos miembros de los SEAL cuando lleguen y así podrá entrenarlos él y ver cómo se desenvuelven o no sé que mierdas dijo el jefazo. A nosotros nos darán trabajo en la base durante un tiempo también porque no quieren meter a nadie temporal. Creo que pretenden que entrenemos con ellos para ver cuál encajaría bien en el equipo. Así que...

Christine (Saga SEAL 3)Where stories live. Discover now