Capítulo 10

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-No.

Me alejo de Archer y antes de que pueda arrepentirme, voy por mis cosas para irme de la casa. No voy a hacer esto. Quiero ayudarlo, pero esta no es la manera. Esto no le dará la solución. No puedo.

-¿Ahora vas a irte tú sin una explicación? -tengo la mano en el pomo de la puerta y lo miro sin soltarlo.

Está apoyado en el marco de la puerta que da a la cocina, con sus brazos cruzados en el pecho, en una postura relajada. No se ve enfadado, como esperaba, sino más bien curioso. Inspiro profundamente antes de hablar.

-Hay cosas de mi pasado que no te puedo contar, Archer -le concedo- y algunas de ellas me previenen sobre esto.

-¿Sobre qué? No estamos haciendo nada malo.

-Quiero ayudarte, pero no voy a meter el sexo de por medio. ¿Quieres que sea tu amiga? Bien, puedo hacerlo. ¿Quieres saber más de mí? Te daré todo lo que pueda, pero no pidas más.

-¿Y ese más es el sexo?

-Ese más... -frunzo el ceño al pensar en ello-. Ese más es complicado.

Rebusco en mi bolso y saco un papel y un bolígrafo. Anoto mi número en él y lo dejo en el mueble de la entrada. Ahora mismo no puedo acercarme a él o todo lo que he dicho se irá a la mierda.

-Llámame cuando necesites hablar -le digo, justo antes de abrir la puerta.

-Chris -me llama y me detengo.

Se acerca lentamente y con cada paso me voy arrepintiendo de no irme, pero sus movimientos son hipnóticos. O tal vez lo sea su mirada, fija en mis ojos. En cuanto me alcanza, toma mis mejillas con sus manos y pega nuestros rostros.

-Descubriré qué es lo que te atormenta, Chris -susurra-. Y te ayudaré a solucionarlo.

-No hay nada que tú o cualquier otro pueda hacer, Archer -me separo de él, a duras penas porque me encantaría creer en sus palabras.

-Siempre hay solución -me dice cuando ya me estoy alejando.

-Y lo dice el que usa el alcohol para acallar sus problemas -le respondo. Sé que soy una rastrera por recordárselo, pero me siento acorralada entre lo que quiero y lo que debo hacer.

-Ya no.

Alzo una mano hacia él sin mirarlo y sigo mi camino. Si me detengo ahora, ya no seré capaz de irme. Me tienta tanto quedarme y disfrutar de lo que me ofrece. Y ni siquiera sé porqué no lo hago. Sexo sin compromiso, ya lo he hecho antes, no tiene porqué ser diferente con él.

-Pero lo será -me digo. Segundos después, golpeo mi cabeza-. Joder, no tengo coche.

Y, casi sin pensarlo, llamo a la única persona que no me ha fallado nunca. La única que sé que no lo hará jamás. Porque es mi mitad, mi otro yo, por más que discutamos todo el tiempo.

-¿Estás libre? -le pregunto en cuanto descuelga.

-Claro -escucho el sonido de una puerta cerrarse-. Acabo de dejar a Joy en casa.

-¿Todavía no habéis terminado las prácticas que le regalaste? -creía que sí.

-He hecho trampas -ríe- y añadí unas cuantas más después de que el jefe diese su consentimiento.

-Como se entere, te la vas a cargar.

-Que va, el jefe me ama. No podría vivir sin mí.

-Pero podría prescindir de alguna parte de tu cuerpo -sugiero.

-Tú calladita -me amenaza-, que te veo venir.

-Si me vienes a buscar, te recompenso con mi silencio -rio.

Christine (Saga SEAL 3)Where stories live. Discover now