Capítulo 12

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-Remad, mis valientes marineros -hacía tiempo que no me reía tanto con mi hermano. Tal y como predijo Harvey, está especialmente chistoso esta tarde-. Un, dos, un, dos. Mantened el ritmo. No decaigáis ahora, nuestro destino está cerca.

-Biff, por favor -Lou acabará por gastarle el nombre de tanto que lo está repitiendo-. Siéntate. Es peligroso que estés de pie en la balsa.

-Pero si aquí no hay rápidos -se queja-. No me seas un petimetre de tres al cuarto, Louis...a.

Tampoco es capaz de no meterse con Lou, al que decidió llamar Louisa, cada vez que este lo reprende. Y me siento mal por reírme, pero no puedo evitarlo. Cierto es, que el ser humano en el fondo es vil y disfruta del sufrimiento de sus iguales, porque cuanto menos le gusta que lo llame así, más divertido nos parece a los demás. Y encima, sigue utilizando todas esas palabras que le ha enseñado Joy, pero que con su forma de hablar, en lugar de parecer culto, se ve como un payaso con letras mayúsculas. Aunque es mi payaso y lo quiero incluso así de loco. Claro que no se lo diré nunca, su ego ya está por las nubes.

-Además -añade-, tengo el pie donde debe estar.

-Solo te falta poner el culo donde debe estar -y cada vez que Harper lo apoya, como ahora, mi hermano duplica sus estupideces. No estoy segura, pero tengo la sensación de que ella lo hace a propósito, solo para ver hasta dónde es capaz de llegar Biff. O qué nuevas locuras se le ocurrirán. Yo no me voy a quejar porque me encanta ver a mi hermano haciendo el ridículo.

-Pónmelo tú, ricura -le sugiere. 

Se oyen exclamaciones entre sus compañeros. Parece que todos esperan una confrontación entre ambos.

-Si me vuelves a llamar ricura -lo fulmina con la mirada-, te comes mi puño.

Y parece que no se equivocan. A mí ya me habría matado sin tocarme. Cuánta intensidad en esa mirada.

-Ri-cu-ra.

Se acaban de abrir las puertas del infierno. Creo que todos hemos contenido el aliento esta vez.

-Tú lo has querido -sin levantarse, lo sujeta por el chaleco y tira de él. Harper es fuerte, así que no le resulta complicado moverlo, solo que no lo golpea como pensé que haría, sino que lo lanza fuera de la balsa, de cabeza en el río.

-Eh -protesta mi hermano, que no se lo esperaba, al salir a la superficie escupiendo agua-. ¿Qué coño ha sido eso?

-A ver si así te callas un poco, Suicida -Harper se encoge de hombros, como si lo que ha hecho no fuese nada del otro mundo.

Sin embargo, cuando mi hermano le tiende la mano para que le ayude a subir, lo sujeta incluso aunque segundos antes haya sido ella misma quien lo ha tirado. Pero Biff parece tener otros planes y Harper termina en el río también. Y yo no puedo dejar de reír ahora, aunque no soy la única. No sé por qué Harper se negaba a seguir las bromas de mi hermano porque está claro que, en eso, son tal para cual. Aunque ella se vea más seria habitualmente, cuando se desata, es la bomba.

-Mi turno -dice Loman, cogiéndome en brazos de improviso y lanzándose al agua conmigo. Es tan rápido que ni siquiera me da tiempo a protestar.

-Siiiii -grita DK antes de lanzarse de cabeza. Aunque el chaleco no le ayuda y cae de una manera muy poco elegante, provocando más risas.

-Calma, muchachos. Será mejor que volváis todos a la balsa -nos recomienda Lou, siempre tan aguafiestas. Y mira que prometía cuando empezó a comerse a Harper con los ojos y a coquetear con ella. Menuda decepción.

Doc, que es el único que todavía está en la balsa con él, lo tira de un empujón y luego salta al agua, entre los vítores de sus compañeros. Son como niños, aunque me lo estoy pasando de fábula con ellos.

Christine (Saga SEAL 3)Where stories live. Discover now