Capítulo 1 Compras

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Es una bella mañana de otoño, me despierto por los rayos del sol que se posan en mi rostro...

¡Va! Mentira, son como las diez de la mañana y hay una tormenta de mierda allá afuera, los truenos no me dejan dormir, así que mi único dia libre de la universidad no me lo podré pasar durmiendo.

¡Buenos días mundo cruel!

Me entro a bañar con agua caliente porque el frío ya me esta molestando bastante; al salir del baño me visto lo más abrigada posible... me pongo una pijama bien calentita de dos piezas de Bob Esponja.

Me dejo caer en el sofá y enciendo la televisión; después de un rato viendo televisión (no veía nada en específico) me da hambre así que me levanto de mi cómodo asiento y voy al refrigerador.

Cuando lo habro veo que esta repleto de una deliciosa... nada, esta vacío, ¡joder! ¿cuando fue la última vez que hice las compras? Ya ni lo recuerdo.

Regreso a mi habitación y me cambio de ropa, me pongo mis típicos converces negros con un pantalón azul rasgado y una blusa blanca con una chaqueta negra de piel, tomo algo de dinero, mis llaves y salgo de mi departamento y del edificio.

Por lo menos ya la tormenta paró un poco, bueno por ahora; llamé un taxi y le dije que me llevara al super mall.

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Una vez allá, entré, tomé un carrito y comencé a caminar.

Me paré en el area de chettos y tome como diez de los mas grandes, (solo fueron ocho) después fui al pasillo de los dulces y vi las nutellas, (ohhh Santo Jesús de Nazaret pero que ricas se ven), cogí tres tarros de los grandes, ya me estoy imaginando comiendolas Uummmm.

Mi célular vibró porque me llegó un mensaje, lo tomé y vi que era de mi madre.

*hija recuerda que este fin de semanas tienes que ir donde tu abuela ya que es su cumpleaños número noventa y sabes el trato que tienen, ahh y comprate un bikini porque ya instalaron la piscina, te va a encantar, adiós mi niña, te veo este viernes*

*claro mamá, si recuerdo todo, nos vemos este viernes*

Guardé mi cell y seguí caminando solo que esta vez me dirigí al pasillo de playa.

Tomé tres bikinis, uno azul, el otro negro y el otro blanco, los tres de dos piezas, esos son mis favoritos, entré a un vestidor y comencé a desnudarme.

Ahora les contaré cual es el trato que tengo con mi abuela.

Mi querida abuela y yo hicimos un trato legal (con papeles, abogados y eso), de que yo me casaría con quien ella quisiera a cambio de que ella me deje algunos de sus bienes, la verdad sus bienes no me interesan solo lo hice por complacerla, y esto nunca le he dado importancia, ósea casarme con un extraño no me molestaría además con los buenos gustos que ella tiene creo que todo iría muy bien.

Cuando acepté tenia solo dieciséis años y había pasado por una crisis emocional lo cual me hizo prometerme no amar a ningún hombre jamás y bueno esto de casarme con un desconocido me ayudará a volver a creer en los hombres, o eso es lo que mi abuela dice, aunque lo dudo, porque yo creía en mi padre y el engaño a mamá así que para mi todos los hombres son una mierda.

Salí del vestidor una vez que vi como me quedaban todos, me paré en un espejo que esta afuera del vestidor para ver si me puse bien toda mi ropa.

-¿Como me veo?- le preguntó un hombre a una de las trabajadoras.

-Muy bien señor, todo le queda excelente-

Excelente saaa, pero si se ve super sexy.

-Señorita me puede traer un sombrero de playa blanco si no es mucha molestia- le dije a la chica, ambos me miraron y la chica se fue en busca de lo que le pedí.

Me paré en el espejo y me miré por última vez, entré los trajes de baño en mi carrito.

-Hola hermosa- dice el hombre (joven en realidad a pesar de su pequeña barba).

-Hola- le regalé una sonrisa.

-¿te gustaría tomar algo allí arriba? Sino es mucha molestia- señalo el área de restaurantes que esta en la segunda planta.

-Ni siquiera te conozco-

-Es para conocernos, que tiene de malo una cita con un extraño -

Wow ese hombre es super directo, aunque me invito a tomar algo y es un extraño no puedo negar que es super guapo, pero lo debo tomar con calma no vaya a terminar siendo un pervertido.

-Esta bien, no le veo nada de malo, allá te veo-

El me sonrió y se fue por el ascensor.

Cuando me trajeron el sombrero subí con mi carrito y allí lo encontré sentado en una mesa para dos, me senté frente a él y comenzamos a hablar.

-Bueno mi nombre es Anthonio Gill ¿y el tuyo hermosa?- un halago inmediato de su parte hace que me sonroje, tampoco deja de mirarme pero nada de eso me incomoda ni un poco.

-Sabrina Lawrence- le digo.

-Es un placer conocerte Sabrina- lo dice mientras sonríe, yo me sonrojo un poco más y veo que una chica se nos acerca.

-¿Desean algo del menú?- la chica es una de las empleadas de aquí.

-Si, emm, yo quiero unos pankeques y un jugo de naranja- dice Anthonio- ¿y tu hermosa?-

-Yo voy a querer unos huevos revueltos en mantequilla, unos tosinos crujientes y una soda bien fría- la chica asiente y se va.

-Tienes mucho apetito hoy Sabrina-

-Si, la verdad vine de compras fue porque me moría de hambre y no había nada en casa-

-Aahh ¿vives sola?-

-¿Para que quieres saber eso?-

-Bueno hermosa nadie sabe lo que podría pasar-

Sonreí por su comentario y continuamos hablando hasta que nos trajeron el desayuno.

Despues que terminamos de comer me despedí de Anthonio sin antes dejarle mi número claro y continúe haciendo mis compras.

El Novio PrometidoWhere stories live. Discover now