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- ¿Cree que podrá conmigo? - murmuró.

El corazón le tembló en el pecho, sabía lo que le preguntaba. Había leído que era peleón, de carácter casi agresivo y dispuesto siempre a luchar. También sabía que todas las mujeres se derretían por él, y ella no estaba dispuesta a comportarse como ellas, como ella había sido.

- Sí - le contestó con firmeza -. No será un problema. Puede que sea un actor famoso, pero es sólo un hombre. Deme el contrato de una vez y deje que lo firme.

Él lo hizo, y ella lo desdobló para leerlo. Estaba todo incluido de manera clara. Con seguridad, firmó el contrato y se lo entregó.

- Tome. Recibido, firmado - le dijo ella.

- Mi petirrojo - bromeó el pelirrojo mientras se guardaba el contrato.

Le quemaba la cara, y cruzó su mirada con la de él. El corazón le golpeaba con fuerza, pero aguantó su mirada y no bajó la cara.

- Podré con todo, señor Akabane.

- ¿Es eso una amenaza, señorita (T/A)?

- No, es un hecho. Pude pensar un poco en su oferta, valorar las ventajas y desventajas, y he aceptado hacerlo por mí, no por usted. Sé lo que quiero y lo que tengo que hacer para llegar allí. No va a impedir que tenga éxito, nos jugamos demasiado - dijo, tragando saliva -. Los dos.

Él la observó con cuidado y siguió mirándola.

- Va a haber mucha presión.

- Me lo imagino - repuso ella, poniéndose de pie.

- A veces será tanta la atención, que vulnerará su intimidad.

- También he pensado en eso.

- ¿Está de verdad preparada para llevar esto a sus últimas consecuencias? ¿Lista para recibir maquillaje, peluquería, nueva indumentaria y todo ese cambio?

- Sí.

Él también se puso en pie.

- Mañana irá al Salón de Belleza de Louis Asahina, en Beverly Hills, ellos ya la esperan. Será un día muy largo. Un coche vendrá a buscarla a las siete.

- No quiero una limusina, señor Akabane.

- Es parte del personaje, señorita (T/A). Y, ahora que estamos de acuerdo, será mejor que nos tuteemos. Al fin y al cabo, ahora somos amante - dijo, acercándose a ella -. Tú eres (T/N), yo soy Wolf y somos una nueva pareja muy feliz.

Lo tenía tan cerca que apenas podía respirar.

- Claro - dijo, titubeando.

- Sígueme la corriente, y ya está.

- La corriente - repitió ella, nerviosa.

Podía sentir el calor de su cuerpo; su fuerza era tangible y real. Levantó la mirada y se perdió en sus ojos, sus fuertes rasgos y mandíbula prominente.

- Haré que te sea fácil - le prometió él.

- ¿Tan buen actor eres?

- No, soy tan buen amante...

Involuntariamente, dio un paso atrás.

- Dijiste que no habría nada sexual...

- En público, será mi trabajo conseguir seducirte. Queremos que los fotógrafos se fijen en nosotros.

Respiró profundamente; le parecía que ese hombre era la personificación del diablo mismo.

- En público, sí.

Él se agachó y le besó levemente en la mejilla.

- Pero en privado, sólo somos amigos, ¿recuerdas?

Le faltó la respiración cuando él la besó, y una corriente de calor inundó su cuerpo.

Wolf fue hacia la puerta de salida.

- Que no se te olvide poner el despertador. La limusina vendrá muy pronto - le recordó.

(T/N) se dejó caer contra la puerta en cuanto él la cerró. Su corazón aún latía con fuerza. Sabía que no iba a ser fácil. Fingir ser su novia iba a ser el trabajo más duro de su vida.

Pero luego intentó recomponerse; no quería llenar su cabeza de pensamientos negativos. Estaba harta de huir asustada; había firmado un contrato y ahora tenía que cumplir sus términos.

Llevaba cuatro años ya en Los Ángeles y estaba harta, quería una oportunidad, quería llegar a algún sitio, tener el éxito que tanto ansiaba. Quería fama, fortuna y poder. Lo quería todo.

Era el momento de hacer las cosas por las que había dejado su pueblo en (tu/país); quería alcanzar su sueño en Hollywood.

ᴘᴀsɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴄɪɴᴇ (ᴋᴀʀᴍᴀ ᴀᴋᴀʙᴀɴᴇ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora