CAPÍTULO 56

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—Vaya, vaya, vaya—Dijo al tiempo que avanzaba hacia nosotros—Pero si es el famoso empresario Skay Johnson, ahora dueño del imperio que construyó Milton Lexingtong. Cuando me lo dijeron, no lo creí. Felicidades, has hecho un gran trabajo con la empresa a tan corta edad. Sabes lidiar bien con los problemas, ¿eh?—Una intención oculta se percibió claramente ante aquella última frase, pero no lograba concluir la razón.

—Sólo vine a entregarle el dinero.—Informé—A cambio quiero que dejé a su familia en paz—Señalé a Elayan.

Soltó una risa grave y maliciosa con cierta incredulidad. Asintió con la cabeza, pero no con aceptación, más bien para hacer saber que me escuchaba.

—Buena jugada Elayan—Redireccionó la mirada a hacia el rubio a mi lado—Utilizar a tu amiga para conseguir que paguen por ti.

Elayan no respondió y él anciano nos examinó un largo tiempo en silencio con sus ojos azules, muy claros por la edad.

—¿Donde está el dinero?—Preguntó.
Hice un pequeño movimiento con la cabeza a mi chófer quién se acercó con un bolso en mano.—¿Creí qué estaríamos solos?

—No me creerá tan ingenuo.

—Revisenlos—Ordenó.

Los tipos comenzaron a palaparnos. Por supuesto yo no llevaba ningún arma encima, en cambio mi guardaespaldas disfrazado de chófer, guardaba una 9 mm en la montura de su cinturón. Se la arrebataron junto con la maleta.

—Vaya y yo que creí que nos teníamos confianza.

—¿Qué le hizo pensar eso?—Contradije. Dejó ir una risa ronca y espesa característica de un viejo.

—Está todo—Informó uno de sus guaruras.

—Bien. Ha sido un placer hacer trato con ustedes.

—¿Dejará a la familia de Elayan en paz?—inquirí. Me atreví a tomar ése dinero de la compañía. Ahora que era presidente, y qué mi papá estaba concentrado en cosas más importantes fue más fácil para mí recolectar esa cantidad, pues ya nadie me pedía cuentas. Había abusado de la situación tan desagradable que se presentó en mi familia, y era terrible, pero no permitiría que nadie más saliera lastimado por culpa de éste sujeto.

—Por supuesto—Aclaró mi duda; sin embargo, algo en su tono voz me puso intranquilo. Estaba seguro que ocultaba sus intenciones.—Sin embargo la chica...bueno...sería una lástima que le pasará algo, ¿no creen? —Exhibió su propósito.

—¿Qué?—Soltamos Elayan y yo en conjunto.

—Prometió que dejaría a toda mi familia en paz—Se mostró molesto Elayan, apretando los dientes como un perro rabioso.

Él hombre viejo y alto chasqueó los dientes.

—Exacto—Concordó Birman, con una voz baja pero cruel—Por lo que sé, ella no es de su familia.

—Birman—Gruñó. Apretó los puños de impotencia y yo igual. Sofia no estaba a salvo, y aunque quería convencerme de que no lo hacía por ella. Lo cierto es que; todo era por ella.

—Y Skay. Supongo que no quieres que le pase nada a esa hermanita linda que tienes.—Su amenaza hizo que mi sangre hirviera. Ahora no sólo corría peligro mi ex novia, también mi hermana. Haberme involucrado con este chico, había sido el mayor error de mi vida. Las dificultades nunca terminaban con él. Debí haberlo sabido.

—¿Qué quieres?—Pregunté desdeñoso.

—Bueno en vista de qué Elayan tuvo algunos percances con su...negocio—Suspiró acercándose a mí—Creo que...usaremos el tuyo.

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