Ana Sofía Montero, a sufrido de discriminación desde pequeña por sus orígenes latinos, además que a tenido una vida difícil, pues sus padres la abandonaron a la edad de 16 años. Ella a tenido una vida llena de grandes errores, pero también de grand...
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—¿Quieres decir que yo soy un problema para tu bebé? ¿Me crees un riesgo para él?—Se apuntó exaltado, ofendido por mi declaración.
—Elayan...me han golpeado en la cárcel y apuntado con un arma sin siquiera tener idea del por qué. No voy a esperar a que decidas apartarte de los problemas, ya no puedo más.
Se quedó perplejo. En ocasiones movía los labios para hablar pero se detenía. En sus ojos, por primera vez en esta reunión, vi su alma herida, qué por poco me hizo retractarme, pero tenía que hacer esto, ya no estaba sola. Ahora tendría a alguien que dependería de mis decisiones.
Peiné su cabello con los dedos.
—Te amo Elayan—Declaré, pues no quería que pensara que lo odiaba o algo parecido.—Siempre serás mi mejor amigo—Le di un beso en la mejilla.—Adiós—Dije, y me alejé hacia la puerta.
—Sofia—Llamó desanimado. Le di un último vistazo. Me dedicó una sonrisa enorme llena de brillo—Espero que sean muy felices.
Incliné un poco la cabeza y le mostré una sonrisa sincera. Asentí y después me marché.
Me despedí de la madre de Elayan para luego salir del hospital y tomar un taxi hacia el edificio central. Sabía que Skay estaría laborando, pues Mía me había dicho que se encontraría en la oficina.
Nuevamente había un escándalo a su alrededor. La revista "Hello" , había hablado de él en su encabezado diciendo: " Él niño rebelde de Lexintong Corp lo ha vuelto a hacer". La revista financiera "The economist", dijo que Skay no era apto para el puesto y se refirió a él como:" La perdición de Lexintong Corp".
No me imaginaba como se estaría sintiendo en estos momentos. Con su padre enfermo, su familia amenazada de muerte y los medios acechandolo.
Tenía miedo de decirle ésto. No sabía cómo lo tomaría. Me preguntaba si le afectaría que fuera la madre de su hijo; yo, quién lo engañó y lo metió en éste embrollo.
Dios, ¿cómo pude equivocarme tanto? Tal vez si hubiera sido más fuerte, si hubiera actuado de otra manera, todo sería diferente. Tal vez no hubiera tenido que separarme de mi mejor amigo. Si no lo hubiera abandonado antes, tal vez me hubiera dado cuenta de sus problemas, y hubiera podido evitar todo esto, pero soy tan débil que me dejé llevar por el amor que siempre sentí por Skay y lo olvide. Lo ignoré. Pero bien...el hubiera no existe, ¿no es así?
Una lagrima corrió por mi mejilla mientras observaba a través de la ventana del coche. La limpié con los dedos y aspiré profundo.
Puede que no sea el mejor momento para decirle de mi embarazo a Skay, pero sólo hoy podría estar en Los Angeles; ya qué, el día de mañana tenía que volar de vuelta a Nueva York y estar a tiempo para trabajar el lunes.
