Atrapasueños ✔️

CAPÍTULO 52

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Caminé por las calles de los Angeles junto a mi amigo Caleb. Entramos a una tienda de trajes pues pronto sería una cena de beneficio a la que ambos asistiriamos.

Había invitado a Sofia pero se rehusó a acompañarme. Últimamente estaba algo distante. No habiamos tenido sexo en días y ni siquiera me miraba a los ojos. Había veces que se quedaba muy seria y parecía que estaba a punto de decirme algo pero al final guardaba silencio.

—Me esta volviendo loco—Se lo mencioné a Caleb mientras me tomaban las medidas del chaleco.

—Te dije; a ti sólo te gustan las locas—Advirtió. Lo miré reprobatorio—Bueno, tuviste un ligero cambio y pasaste de loca a delincuente. Aunque las criminales son sexys. ¿Dices que tiene un tatuaje?

—Eso no es gracioso Caleb. No es una criminal—Un sujeto de estatura baja me ayudó a colocarme el saco.

—Amigo...esta metida con la mafia, sí no es una criminal entonces: le gustan las experiencias fuertes.

A sí es. Le había contado todo a Caleb, era el único con el que podía confiar plenamente. Y de verdad necesitaba decirle esto a alguien. ¿Quién mejor que mi mejor amigo? Pues aunque era un bocon sabía guardar secretos. Irónico.

—Sí bueno. No la dejaré por eso. Cometió errores ¿Quién no lo hace?—La justifiqué. Sabía que algo andaba mal, que estaba metida en cosas muy graves pero no podía dejarla. Era simplemente imposible, así que buscaba cualquier escusa para salvar nuestra unión.

—Vaya. Oírte decir esas cosas sobre Ana Sofia Montero hace siete meses no lo hubiera creído hermano. Te tiene totalmente dominado—Dijo.

Bufé y me retiré el saco cuando el sastre le colocó lo alfileres necesarios.

—Cierra la boca. No me tiene dominado.

Él hombre rubio se levantó del blanco sillón individual y se aproximó a mí para darme una pequeña palmada en el hombro.

—Skay, le vas a dar cinco millones para saldar sus deudas con la mafia rusa—Enfatizó—Si eso no es tenerte dominado entonces, ¿qué es?

—Ella me ayudó mucho Caleb. Cuando la compañía estaba en un encrucijada ella estuvo conmigo...cuando lo único que hice fue rechazarla—Expliqué mis motivos de ser tan compasivo con ella—Ahora es ella quién necesita ayuda. No se la voy a negar.

Suspiró.

—Entiendo—Sus ojos se tornaron sensatos—Algún defecto tenía que tener esa chica, ¿o no?—Soltó resignado. Sonreí pues jamás faltarían sus comentarios oportunos.

Bajé del pequeño pedestal para cambiarme y vestirme de nuevo con mi pantalón de vestir negro y una playera delgada blanca de manga larga.

—¿Quieres comer algo?—Preguntó Caleb al estar afuera del local.

—Claro. ¿Qué propones?

—Conozco un restaurante muy bueno cerca de aquí, vamos.

Mientras avanzábamos por las calles concurridas de la ciudad me detuve en los estantes de una joyería que estaba en la zona. Decidí entrar. «Sólo por curiosidad»Me convencí.