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20 de febrero, 2039

Departamento de policía, Detroit.

12:02am

- ¡Maldición! -se quejó por lo bajo golpeando la pared de su celda, Wade estaba molesto, no solo por no obtener las memorias del caza divergentes, sino también por la situación en la que ahora estaba metido.

Pensaba constantemente, buscando una forma de escapar o una de autodestruirse. Sabía lo que pasaría si escapaba, también lo que pasaría si se quedaba, la verdad, no sabía cual era una mejor opción.

-Joder- se recostó en la "cama" que tenía la celda entre maldiciones, pensó en Fred, seguro el jefe ya le había hecho algo porque él no llegó al punto de reunión, ¿por qué siempre tomaba malas decisiones? Siempre era su puta culpa, a veces llegaba a pensar que su destino se reía en su cara.

Su tonto sueño de libertad lo dejó en la parte más profunda de una mafia que le enseñó la realidad,  ellos no iban a ser libres nunca, no importa qué.

-Te dije que no hicieras nada estúpido y tengo que venir a sacarte de una celda- se escuchó al otro lado del cristal una voz que Wade reconoció al instante, y se levantó rápidamente.

- ¿Fred? -lo reconoció enseguida a pesar de la extraña ropa que traía- ¿Cómo? -preguntó acercándose al límite de la celda sin entender aún como su amigo había logrado evadir la seguridad del lugar.

-Use una identificación falsa, ve hacía atrás- ordenó sacando un pequeño platillo de su ropa, pegándolo en el cristal.

- ¿Ah?

En segundos una explosión resonó por todo el recinto, destruyendo algunas paredes de la zona de celdas y llamando la atención de los agentes que estaban de turno esa noche, al igual que hiriendo a los más cercanos.

Sin darse cuenta Wade estaba corriendo por las oscuras calles de Detroit, habían logrado salir del departamento, habían escapado.

Entraron en un callejón y se detuvieron al alejarse unos metros más de la calle principal. Ambos respiraban agitados, tratando de recuperar el aliento, cansados de correr metros buscando algún lugar seguro por el momento.

Pues, las extrañas actualizaciones que se vieron obligados a instalar en sus software les hacían sentir cansancio.

-Bueno, salió mejor de lo que pensé- dijo Fred riendo por lo bajo.

-Joder Fred, eres el mejor- dijo sonriéndole a su compañero, notando gracias a la luz de los pequeños faroles las nuevas heridas del chico, la más notoria en su rostro, un corte horizontal en la mejilla- demonios, ¿qué te hizo ese maldito?

-Sabes que fue tu culpa, cuando no llegaste al lugar de encuentro supuse que te había atrapado, además a mi se me escapó el objetivo, sufrí las consecuencias de ambos- dijo calmado, sin ningún tono de ira o rencor.

-Perdóname Fred, fui un idiota- se disculpó su compañero con la mirada baja, no podía dejar al HF800 tomar siempre la responsabilidad, no quería hacerlo.

-Oye, no te preocupes, ya se que eres un idiota- se burló para relajar la tensión que repentinamente se formó- además, no es la primera vez que pasa y supongo que sabes lo que te pasará a ti por lo de hoy.

-Si, claro que lo sé.

-No tienes que volver, diré que no te encontré y te tomarán por muerto- le propuso Fred de forma seria.

-Estas loco, solo te harán más daño, estamos en esto por mi culpa, no te dejaré solo con esos psicópatas.

-Mira quién habla- dijo en tono burlón, retomando el caminar por el callejón- volvamos antes de que las cosas empeoren.

El color de los Sentimientos [Hannor]Место, где живут истории. Откройте их для себя