Desgracia, Curiosidad Y Una Misión.

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-05:31pm.-

DÍA ANTES DE LA "DESGRACIA":

Respirar profundo y contar hasta el diez... mil. Sí, era eso lo que necesitaba.

Mabel, concéntrate.

Solo era un examen ¿Qué tan malo podía ser?

Bueno, al parecer muy, muy malo. O tal vez estaba exagerando otra vez, como había dicho perezosamente Bill cuando le contó su problema hecho de malas circunstancias (más bien de un Dipper hundido en curiosidad por anomalías nuevas en el bosque).

—Reprobar un examen no hace, ni es, el fin del mundo, Estrella fugaz—Ironizó Bill con una sonrisa ladina (intentando no echarle más leña al fuego de la "desgracia" de la castaña para divertirse a costa suya) antes de irse a "robar dulces a las hadas". Oh algo así.

¡Pero qué podía saber él si no tenía necesidad ni de asistir a clases para aprobar con excelencia!

A veces sentía que el que el Sr. Cobalto los pusiera como rivales en los debates no era para nada justo si solo ella se esforzaba por no quedar en ridículo ante los conocimientos de un ser omnipotente. Luego recordaba que Dipper tenía ése tipo de debates con el rubio y que dejaba al segundo frustrado por no poder ganar a la primera (como debería ser) y se le pasaba un poco.

Agh, se fue por las ramas. El punto: ¡Iba a reprobar!

Todo porque Dipper no podía ayudarla a estudiar esta vez porque saldría a claro-que-sabe-dónde a hacer obvio-que-sabe-qué. Pero no iba a echarle la culpa de su desgracia a esos curiosos seres de apariencia cómica en el bosque por salir a hacer sus travesuras justo ése fatídico día, ellos nada tenían que ver.

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-10:17am-

DÍA DE LA "DESGRACIA":

—Si le ves el lado amable, teóricamente hablando tienes una nota perfecta—Se notaba a leguas que Bill en serio intentaba ser amable; que estuviese intentando no tirarse al piso y largarse a reír como desquiciado de Mabel era una buena prueba de ello.

—Claro, eso teóricamente hablando sería bueno si la nota perfecta fuese un perfecto cero.

Lamentablemente Mabel no tenía el humor necesario para darse cuenta de los esfuerzos titánicos que estaba haciendo Bill.

Por supuesto que reprobó.

—Ok, ok—El rubio dejó escapar una risilla sin poder evitarlo. Aunque inmediatamente alzó las manos en son de paz, dando a entender de forma silenciosa que su burla fue más bien algo inconsciente—Ya en serio Estrella fugaz, ¿ni siquiera pusiste tu nombre o qué? Sé que no eres una come-libros como Pino, pero hasta Guideon tuvo mejor calificación.

Genial, como si eso ella no lo supiera.

—Aquella vez hablaba en serio, la física es mi peor archienemiga.

—¿Más que yo hace tres años?—Bill alzo una ceja sin poder reprimir su sonrisa, que se comportara como si de verdad sufriera una desgracia le complicaba eso de no reírse de ella.

—Por supuesto—Le aseguró de inmediato.

Ahí ya no pudo reprimir la carcajada, y a Mabel no le importaba realmente, a pesar de su desgracia sufría la típica curiosidad Pines; ver a Bill comportase como un chico de su edad, divertido y hasta amigable (aunque no con todos) le hacía preguntarse cómo fue que llegó hasta ese punto, porque sí, frente al Bill de hace tres años esa imagen frente a ella era muy humana, no solo porque había dejado su forma triangular y en cambio ahora era un atractivo chico rubio de ojos ámbar y cantarina risa, de verdad había cambiado, podía verlo. Claro que la chispa literal que fue Bill desde siempre seguía allí; fuera una figura geométrica, un humano, un unicornio o lo que fuere, no había dejado de ser travieso, impulsivo y una diva hecha egocentrismo, pero algo más, algo más... su comportamiento no era solo el efecto secundario de habitar un cuerpo humano (como le había explicado el rubio al instante en cuanto le preguntó por su actitud, como libreto recién ensayado), había algo más, y estaba segura de que no tendría que hacer nada para averiguarlo, presentía que con el tiempo sus dudas se responderían solas.

Regreso A Gravity FallsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin