FLUTTERING FEELINGS [[[[FINALIZADA]]]]

Cap.3~~A ella le gustas~~

Clarke se despertó sobresaltada por una serie de ruidos que por su intensidad y flujo supuso que vendrían de algún lugar muy cercano.

Se incorporó aún con la presión baja de su cuerpo y el olor de algo delicioso se coló por su nariz.
Era como estar de vuelta en casa y por un segundo dudó no encontrar a su madre trajinando con el desayuno.

Recordó de golpe todo lo acontecido la noche de antes.
¿Cómo era posible que su vida hubiese cambiado hasta el punto inimaginable en su cabeza en el que la reina de ojos verdes acababa durmiendo en su cama? ¿Desde cuando esos mismos seductores por los que todos suspiraban se habían fijado en ella?

Clarke sopesó, dadas las circunstancias, que Lexa podría haber terminado mal de no haber sido por una secuencia de hechos transcurridos por azar desde el mismo momento en el que ella se quedaba dormida en su primer día de clase hasta que se encontrasen en la escalera; eso, o todo era una treta de un entramado destino.

Lexa no estaba en la cama por lo que dedujo que esos ruidos venían de su cocina y que ella era la instigadora de tan bendito olor, una mezcla dulce y salada para su olfato.

Se levantó desperezándose con lentitud y caminó casi como un zombie hasta encontrarla enfangada sobre  los fogones y con la melena recogida en lo alto de su cabeza exponiendo su largo y aún bien amoratado cuello. Sin duda, necesitaría bastante maquillaje para disimularlo.

—... ¿Te despertaste... ? -preguntó Lexa al encontrarla parada bajo el marco de la puerta.

—Buenos días... -musitó —...¿estás ....?...

—Ah!!...Lo siento!... no debería haber usado tu cocina sin permiso... -dijo con una sonrisa avergonzada pero Clarke hizo un gesto de no importarle —... tampoco pretendía despertarte... pero ya que estás despierta... ¿por qué no vienes y desayunas...?

La palabra desayuno provocó una reacción en cadena en Clarke. Lexa observó el efecto dominó desde que sus ojos se abrieron redondos como platos hasta el exceso de salivación de su boca.
Todo por una buena comida y a Clarke algo le decía que aquello que había preparado sabría igual de bien que olía.

—Dios!... cuanto tiempo sin disfrutar de una comida casera...!!...-apreció degustando un trozo de empanadilla recién horneada rellena de manzana y queso fundido —... eres buena cocinera, Lexa.

—...No es la gran cosa... -dijo orgullosa de verla disfrutar como una niña ¿cómo era posible que fueran de la misma edad? Sonrió—... un poco de harina, huevos y....

—De verdad... esta empanadilla está tan suave y tierna... que creo que podría morir... -Lexa se apoyó con ambos brazos en la mesa. <<Tú eres la única suave aquí... Clarke...>> pensaba sin poder ignorar esa expresión en su rostro que le hacía querer abrazarla y degustarla como ella hacía con esa empanadilla —... ¿no desayunas...?

—...Ya lo hago... -dijo sin pensarlo, traicionada por su propio pensamiento. Clarke se quedó con la boca abierta y con la empanadilla a medio camino de entrar en ella. Lexa reaccionó tarde y sin pensarlo cogió un trozo para llevarlo rápido a su boca y disimular su gran metedura de pata —... por cierto... ¿sabías que duermes con las frazadas hasta la parte superior de tu cabeza...?

—...Sí... es una costumbre... -respondió Clarke entendiendo que Lexa no habría dormido tan a pierna suelta como lo había hecho ella pensando en lo ocurrido o ¿acaso la había estado mirado por otro motivo?

Terminaron de desayunar y Lexa juraría que era imposible que toda aquella comida hubiese entrado en el estómago de Clarke pero la prueba estaba en el ahora un plato vacío.
Solucionó el desastre en la cocina aún cuando Clarke le pidió que no lo hiciera pero era lo mínimo que podía hacer por ella después de abusar de su hospitalidad hasta ese punto.