Día 97: Qué lejos hemos llegado

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Si iba a fingir ser la pareja de Fabricio, iba a ser por todo lo alto. Nada de malas actuaciones ni nada por el estilo, quería que todo fuera creíble y es que, también era un buen plan para sacarle celos a Manuel. Se fue con la rubia que al final le estaba mintiendo, pues ahora le toca sufrir viéndome con otro.

-Te ves muy feliz hoy - comentó Clarisa al desayuno.

-Parece que está hablando una mosca - mencioné con calma.

-Nico, por favor. Llevas una semana haciéndome la ley del hielo, ¿hasta cuándo vas a seguir? - parecía un tanto molesta.

A ella se le ocurrió regresar con el imbécil que la maltrató, no iba a perdonarla tan fácil y por eso, tomé la madura decisión de dejar de hablarle.

-En fin, ya que la gente anda preguntando. - me aclaré la garganta para dar más suspenso. - tengo que confesarles que estoy saliendo con alguien - declaré cual conferencia de prensa.

Solo en ese momento, todos en la mesa se voltearon a verme tras revelar tal secreto.

-¿Estás hablando en serio? ¿No se suponía que estabas con Manuel? - me preguntó Ani.

Mi primo en tanto, me observó sorprendido, como si fuera un cachorro y le hubiera quitado su juguete de hule.

-Él prefirió a la mentirosa ésa. Ahora es parte del pasado y quiero caminar hacia el futuro se la mano de mi nuevo... Novio - ay sí, quería farándula.

Me quedé unos minutos callados, esperando a que me preguntaran de quién se trataba. Tan solo que nadie lo hacía.

-De mi nuevo novio - volví a enfatizar, tan solo que nadie preguntó.

-Que estoy con Fabricio, que ahora estamos saliendo y estoy muy feliz - dije sin más y es que no había llamado su atención.

-¿Con él? Pero si no tiene ni pito - exclamó Manuel celoso, lo sé.

-El pene no es importante, me he dado cuenta que es mucho más valioso el corazón de una persona que lo que posee entre las piernas. Él me da todo el amor que "otros" no han podido - quería meter mi dedo en su yaga. Por pendejo.

-A mi me suena a falso - exclamó la reina de las mentiras, Clari.

-¿Y tú qué sabes? Si estás con un patán que te pega - no tuve piedad con la traidora.

-No se puede hablar contigo - se levantó de la mesa y se marchó.

Los que se quedaron me vieron extrañado, nadie podía dar crédito a mi nuevo romance.

-Debe ser una forma que tiene ese muchacho para sacarme celos, ¿o me equivoco? - Ani había descubierto todo.

Negué con mi cabeza, pero creo que estaba tan nervioso que me descubrieran que mi rostro decía todo lo contrario y nadie confió en mí.

-Es verdad. Estamos juntos y nos queremos casar - apareció en el comedor Fabricio, cual príncipe azul.

¿Qué? ¿De qué me había perdido? En el plan no decía nada de casarse.

-¡¿Se van a casar?! - gritó Anastasia, mientras Manuel se desmayaba.

-Sí, nuestro amor ha sido tan profundo que estamos seguros que queremos estar juntos para el resto de nuestras vidas - hijo de puta, esto se estaba saliendo de control.

-Nuestra boda es en un mes, y están todos invitados - tras eso, Fabricio me tomó el rostro con ambas manos y me besó, sus labios tocaron los míos y lo único que recordé con ese tacto fueron a las monjas de mi colegio.

La muchacha estaba colérico, tal parecía que le había afectado y es que no sé preocupó por su compañero tendido en el suelo y se marchó furibunda del comedor.

-¿Lo soñé todo? - mi primo recobró la conciencia cuando ya nadie estaba allí.

-Sí cariño, me voy a casar con él - no iba a perder la oportunidad de masacrar a ese cretino.

El pobre campesino no pudo resistir más y volvió a desmayarse. Tal parece que las emociones fuertes no son lo suyo.

-¿Tú crees que se hayan creído todo? - me comentó mi nuevo prometido estando solos.

-Se suponía que solo íbamos a ser novios, le sacaríamos celos a Ani y punto. ¿Qué es esto del matrimonio? - le reté.

-Nadie te estaba creyendo, no fuiste convincente, por eso tuve que improvisar - trataba de justificarse.

-¿Y ahora qué hacemos? Tenemos solo un mes para hacer qué Anastasia se dé cuenta que te ama, o sino vamos a quedar como dos mentirosos - estábamos perdidos.

-¿Y si no lo logramos? Tal vez le guste de verdad estando casado, ¿No crees? - le miré con furia ante su idea tan descabellada.

-No me voy a casar contigo, además que no puedo - recordé mi pasado.

- ¿Por qué no? Si tú no estás casado con Clarisa - Fabricio no sabía todo de mí pasado.

-No, con ella no, pero con mi primera novia sí. Estoy casado con una mujer hace más de diez años y no nos hemos divorciado. Si ni siquiera sé dónde está - le revelé una parte de mí que no sabía y que muchos desconocen.

-Mierda, ¿y eso Clari lo sabe? Porque puede arruinar todo nuestro plan - no estaba seguro si seguir con esto.

-Sí lo sabe, pero... ¿Me vas a decir que quieres seguir? ¿Qué estás planeando? - el muchacho me estaba dando miedo.

-Podemos fingir una boda, hacerles creer que estamos casados cuando todo es mentira. Solo nos quedaría asegurar que tu amiga no diga nada - se estaba poniendo mafioso.

-Y que yo no hable, ya los oí - el estúpido de Manuel se había despertado.

No, no tenía que recordar eso, así que como seguía tendido en el suelo, me acerqué a su cabeza, la tomé con mis manos y la estrellé con fuerza contra el piso. Se desmayó otra vez y si recuerda lo que escuchó, le diremos que todo fue parte de sus sueños.

Sí ya decidí fingir ser su novio, mentir al hacer una boda falsa tampoco es tan diferente. Por eso decidí seguir con el plan, esperando que pueda ayudar a unir aquella pareja, ver feliz a Fabricio y demostrarle a Anastasia que el amor es mucho más que sexo. Total, ¿qué puede salir mal?

Ni tan CasadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora