Día 8: Todo se derrumbó dentro de mí

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Tengo mucha pena, he intentado disimular mi estado anímico, pero ha sido un verdadero suplicio, estoy totalmente destruido por dentro. Se estarán preguntando por la razón de mis pesares, pues les contaré todo a continuación.

Me había resignado a ser amigo de Gabriela, total tampoco era tan rara ni fastidiosa. Era la primera vez que tendría a mi alrededor a alguien que supiera de mi orientación, así que traté de pensar solo en las situaciones positivas de esta amistad.

-He conocido a hombres con fetiches extraños, pero eso de que te guste follar a obesas... es algo ridículo...- me dijo entre ejercicios Cristóbal.

El musculoso seguía con su animadversión por mi nueva amiga, solo por el hecho de ser de huesos anchos. ¿Qué tiene que su papada le cuelgue? Así se ahorra bufandas, ¿y qué más da si no puede verse los pies? Con que sirvan para caminar, son más que eficientes.

-Para que tú sepas, semental de cuarta, nosotros no somos amantes... Sólo somos amigos, porque los gustos de Nicolás son otros...- llegó de la nada Gabriela, al parecer nos estaba espiando, porque sabía a la perfección lo que hablábamos.

-Que desagradable es tenerte acá... Pues claro que sé que mi amigo no se acuesta contigo, no creo que sea tan tarado como para dejar a su esposa por ti... Creo que hasta sería mejor que se hiciera maricón, antes de tocarte...- dijo enfadado, como si el solo hecho de tener cerca a alguien pasado de peso, le disgustara.

Me quedé en medio de la discusión, sin saber qué hacer. ¿Así que piensa que es mejor ser gay? Es lo que cruzó de pronto por mi cabeza ¡Interesante!

-Tú si eres imbécil... si ya es marica, no es necesario que se convierta... ¿No te has dado cuenta cómo te mira? Solo te ve el paquete y el culo....- dijo Gabriela.

Me quedé un par de segundos pensando en aquellas palabras, ¿había sido mi imaginación o le confesó mi homosexualidad? ¡Mierda! Que sí lo había hecho la muy cabrona.

-¿De qué hablas? Si mi compadre es todo un macho, se folló a mi esposa como todo un hombre... Nadie podría imaginar que es maricón, yo nunca estaría al lado de uno de esos degenerados...- y al escuchar las palabras del pollaricolina, quedé completamente devastado. ¿Acaso era homofóbico? Y uno de los peores.

-Ay, que imbécil serás... Todos en el gimnasio saben que te meten el pico por el culo los jueves después de las clases de yoga... ¿a quién quieres engañar? Yo te vi el otro digo con el negro pollón de las pesas... Ese mismo de allá, que nos está viendo... ¿Y quieres hacernos creer que eres heterosexual? Por favor, si estás más abierto que calzón de vieja...- y yo estaba ahí, en medio de ambos y frente a todos en el gimnasio que se quedaron viendo la escena de Gabriela.

Sí, si todos lo hemos visto caminando raro después de salir de los baños

Yo el otro día lo vi agarrándole el paquete al chino de las clases de kárate.

A mi me mira lujuriosamente, pero como no es mi tipo, prefiero pasar de largo.

Eran algunos de los comentarios que aparecieron después de la intervención de la regordeta. Al final Cristóbal quedó tan humillado, que prefirió salir corriendo del gimnasio. ¿Entonces los chismes eran verdad? Oh por Dios, que también era prima.

-Deberías estar feliz... ya sabe que también eres gay, ahora es tu oportunidad de agarrártelo...- me consolaba Gabriela después de lo pasado.

Claro, se suponía que todo había salido bien, tan solo que no podía estar contento.

- Lo que sucede... lo que sucede... es que yo quería que me follaran, no follar a otro hombre... No pensé que Cristóbal fuera toda una pasiva... ¡Qué rabia! Si hasta el que parecía más macho en el gimnasio, terminó estando más abierto que yo...- No pude resistir más y lloré en el regazo, los pechos, el estómago... o la parte que haya sido en que me recosté, de Gabriela.

-No te preocupes cariño... ya llegará el super seme que te dejé preñao...- me acarició todo el tiempo la regordeta.

-¿Seme?- pregunté al no saber de qué se trataba.

-Ay niño, que te falta mucho por conocer del mundo gay... Te prometo que yo te voy a enseñar a ser todo un marica, de algo que me haya valido leer tanto manga yaoi...- me prometió mi nueva amiga.

Y así están las cosas chiquillos, debo renunciar al ricolino de Cristóbal... ¿o mejor le coqueteo igual? Total, quizás pueda convencerlo de hacerse seme, ¿o mejor lo soy yo?

Ni tan CasadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora