Día 17: Con Lugar

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Quería rendirme, dejar las aplicaciones para conocer hombres y resignarme a estar solo por la eternidad, tan solo que... Es tan entretenido jugar a conocer gente, hablar con desconocidos, aunque sea por un momento antes que te rechacen, que terminé obsesionado y seguí en ello.

Estaba en mi consulta, y entre pacientes, estaba obnuvilado en la aplicación, viendo el rostro de hombres guapos, imaginando que me hablarían, nos juntáramos y nos enamoraríamos. He estado tan patético este último tiempo, parezco un niño de colegio queriendo conseguir a su príncipe azul.

-¿Y estando con Leticia no te sucedía? - me preguntó Gabriela el otro día.

Le conté lo que sentía y es que necesitaba desahogarme con alguien.

-Supongo que con ella estaba resignado, que no estaría con ningún hombre en mi vida, que debería fingir hasta que muriera... Siempre he intentado reprimir mi homosexualidad, es la primera vez que la vivo con libertad, por eso parezco un adolescente supongo... - es la explicación más obvia.

Y hablando de mi esposa, ella no ha parado de enviarme mensajes al celular, y correos electrónicos. Dice que podemos ser amigos, que no es necesario actuar ser esposos, pero que me quiere mucho y le gustaría seguir a mi lado. No sé por qué, pero prefiero estar alejado de ella.

-¿No serán celos? - volví a confiar en Gabriela.

-¿Celos? Quería mucho a Claudio, pero jamás imaginé que me correspondería... - es la triste verdad.

-¿Por qué te reprimes tanto hombre? Si la odias, ódiala... No tienes por qué ser bueno siempre... - fue la conclusión a la que llegó mi amiga.

No, no creo que sea eso, tan solo que quiero estar solo un tiempo para pensar. No soy una mala persona, ¿para que odiar? Si no me ha hecho nada malo. ¿No creen?

En fin, volviendo a Grindr, comencé a hablar con muchos hombres, casi todos eran mayores de treinta que en un principio parecían amables y educados, tan solo que al final mostraban su verdadero rostro y solo eran unos viejos verdes en búsqueda de sexo fuera de sus matrimonios, porque sí, sólo me hablaban casados.

-Ay por Dios, no tienes que decir siempre la verdad... Yo te voy a ayudar... - Gabriela tomó mi celular y comenzó a modificar mi perfil.

-¿Tienes treinta? No, yo creo que aparenta de veintisiete... Cualquier cosa, dices que es normal en tu familia envejecer rápido.... ¿Estás casado? ¿Con esa maraca? Lo dudo, desde ahora eres soltero... ¿No tienes lugar? Ay no mijo, usted dice que tiene departamento y disponibilidad inmediata, cualquier cosa me escondo en el baño y te juro que no molesto nada, tan solo te pido que apuntes el pito del macho hacia la ranura de la llave, para poder espiar un poquito... - la gordita sabe mucho de esto, estaba en manos de profesionales.

Y así fue como comenzaron a hablarme más chicos, y más interesantes. Universitarios, jóvenes guapos y educados en búsqueda de algo entretenido. Y aquí está la diferencia, porque no quiero tener sexo con hombres viejos, eso es poco valorado. En cambio, relaciones con un joven es suculento, todo un honor y me encantaría perder la virginidad del culo con uno.

Ay chiquillos, espero poder estrenar pronto y conocer a un joven rubio, de ojos claros, musculoso, educado, con dinero, y que me ame. ¿Y qué tiene? Quiero soñar aunque sea un poco en mi triste vida.

Ni tan CasadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora