Los últimos días de vacaciones

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Me metí en el asiento del piloto y ella en el asiento trasero, para mi sorpresa.

-¿Sucede algo?-Pregunté.

-No... Pero no me siento bien. Quiero recostarme un poco.

Me giré para verla, preocupado, mientras ella se acostaba en la parte de atrás del vehículo.

-Emma...

-Estoy bien, no te preocupes. Vámonos.

Suspiré y arranqué el coche.

Sin embargo, en lugar de llegar a la ciudad, me metí en un sitio que parecía un campo abandonado, y me volteé para verla otra vez.

Ella había cerrado los ojos.

-Emma.

Me miró con cuidado.

-Estoy mejor. En serio. Tu coche es cómodo. ¿Por qué no vienes aquí conmigo unos minutos?

Sin saber qué otra cosa hacer, me pasé al asiento de atrás y me arrodillé en el poco espacio disponible. Emma se sentó y tiró de mi cabello hacia su boca para besarme con brusquedad.

Apoyé mis manos en el asiento y le correspondí con furia, sintiendo que si me cruzaba con Josh otra vez iba a asegurarme de que lo despidieran y fuera enviado a la cárcel por tocarla sin su consentimiento.

Ella arqueó su espalda suavemente y tiró de mi cabello para que le besara el cuello.

Aspiré su precioso aroma a libros, cubierto ahora por el elegante perfume que estaba usando, pero tras unos besos me aparté.

Apoyé mi frente en la suya y la miré.

-Debes estar muy conmocionada.-Dije acariciando su mejilla.-Lo mejor es si te llevo a casa y... Y nos vemos otro día.

Emma meneó la cabeza.

-Te necesito.-Susurró.-Me vestí especialmente para ti esta noche.

Noté que sus manos subían su falda por sus rodillas, hasta mostrarme la prenda de encaje negro que llevaba puesta.

Tuve que hacer un enorme esfuerzo para contenerme.

-Emma, no sé qué tan buena idea sea esto...

-Luego dejaré que me lleves a casa.-Susurró.-Vamos, quizás sea la última oportunidad antes de tener que volver a la oficina y...

La interrumpí besándola. No podía con mi propio genio.

Emma enredó sus dedos en mi cabello y volvió a recostarse.

Jamás había tenido sexo en un coche.

Era un poco incómodo, pero cuando su mano se deslizaba por el vidrio empañado de la ventana, mi cabeza amenazaba con estallar. Jamás había vivido algo tan erótico e íntimo.

Se veía preciosa, joder. Desnuda bajo mi cuerpo, besándome con calma y arqueándose para descargar el placer.

-Esto... Mmm... Moría por hacer esto contigo esta noche.-Susurró.-No podía dejar que Josh lo arruinara.

Sonreí y la besé, con todo el amor que sentía. Quizás no pudiera decirle aún esas dos palabras, pero sí podía demostrárselas con todo lo que estuviera a mi alcance.

***---***---***---***---***

Desperté confundido.

Estaba en una cama, pero no se sentía como la mía.

Las sábanas eran grises con detalles en blanco y negro, algo que yo jamás hubiera escogido.

Además, la habitación no era la mía.

La señorita Watson [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora