Mi jefa y la historia con su ex

1K 71 15
                                    

Oí el ruido de la puerta de entrada y miré el reloj, confundido. Eran las cinco de la mañana. Seguramente habían decidido volver cuando amainó la tormenta.

Sonreí al notar a mi jefa a mi lado, durmiendo desnuda y con su brazo rodeando mi cintura.

Abajo nadie hacía ruido. Probablemente quisieran acostrse a dormir otro rato antes de desayunar.

Emma se acurrucó contra mí y miré a nuestro alrededor.

Habíamos escuchado todo el disco de Marvin Gaye la noche anterior. Y aún sentía que no tenía suficiente de ella. Pero ya lo había asumido. Probablemente podría dormir a su lado por siempre y jamás sería suficiente para mí. Nunca.

Sus ojos se abrieron y jadeó, tocándose un costado y apartándose de mí.

-Cielos. Me siento exhausta.-Jadeó otra vez.-Ya veo por qué a tu madre le gusta ese cantante. Nunca creí poder tener sexo durante tanto tiempo.

Reí y observé su silueta, cubierta por las sábanas. Tiré suavemente de ellas para descubrirla, y se sonrojó, pero sonrió, cerrando los ojos.

Vestida, era hermosa. Y ahora que la veía desvestida, también era hermosa.

Sonreí y me giré hacia su cuerpo, permitiéndome observarla.

Emma miraba el techo. Sonreí y acaricié su ombligo en un círculo.

-Pero sabes perfectamente que estuviste espectacular.

Ella suspiró, profundamente. Parecía estar preocupada por algo, así que pregunté:

-Estás muy pensativa. ¿Todo está bien?

-Tres años.-Dijo.

Fruncí el ceño.

-¿De qué hablas?

Emma no se movió para verme. Noté que se sonrojaba.

-Desde la última vez que tuve sexo. Habían pasado tres años cuando me besaste en la oficina. Mi prometido había sido el último hombre en tocarme. Antes de... Bueno, de irse con otra.

Sorprendido por la repentina confesión, no logré decir nada. Cerró los ojos.

-Al principio te parece normal, sabes. Piensas que se debe a lo atareados que ambos están, y al tiempo que toma el trabajo. Parece lógico pensar que no haya tiempo para tener sexo. Luego comienzas a notar los primeros signos de que algo está mal. Crees que la última vez hiciste algo mal, comienzas a repasar cada segundo del sexo en tu mente sólo para ver que no fue lo mismo que la primera vez. Y la relación no será jamás la misma. Todos ríen a tus espaldas porque saben que eres la única de los dos que no tiene relaciones, porque él se la pasa fuera de casa acostándose con cualquiera. Y al final estalla.

Suspiró y abrió los ojos.

-Duele. Duele mucho. Dice que todo es tu culpa, que eres aburrida, que siempre le resultaste fea, que te tomas demasiado tiempo en el trabajo y nada con él, que sus intentos de recuperar lo perdido los echaste a perder, que ya no siente lo mismo, que perdiste el toque en la cama, que verte ya no le causa placer... Y entonces te dice que encontró a alguien más, que lo hace sentir joven y vivo otra vez. Y se marcha. Y te preguntas cómo diablos acabó así.

Emma mordió su labio inferior, y una lágrima resbaló por su mejilla.

-Todos te compadecen. Tu ex es tu compañero de trabajo. Va a ser padre. Y no contigo. Entonces te das cuenta de que tienes que irte de allí. Buscar otro trabajo. Y eso haces.

Apoyé mi cabeza en mi mano y la miré.

-Emma...

-Y los años pasan. Envejeces. Te vuelves fea, poco sexy y agraciada, aburrida, rutinaria. El sexo simplemente ya no importa. Porque nunca alguien podrá quererte como eres.

La señorita Watson [Grintson]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon