Mi jefa es mucho más que mi jefa

1.4K 71 44
                                    

Oí una canción de cuna que conocía muy bien. Yo la había encontrado en Internet cuando nacieron los primeros mellizos.

Y ahora mi esposa la estaba cantando.

Miré a mi alrededor.

El pasillo del hospital estaba desierto.

No era de extrañarse. Era bastante tarde.

Después de insistir en la recepción aproximadamente una hora y media, me habían dicho cuál era la habitación de terapia donde estaban mis hijos.

Porque no me cabía duda que eran mis hijos. Emma los había anotado con mi apellido, y además nunca me había sido infiel.

Yo había sido el idiota por no preguntarle desde el principio qué le sucedía.

La canción suavemente dejó de oírse, y escuché una silla corriéndose y a alguien caminando hacia la puerta.

La puerta se abrió y Emma asomó por ella, con cara de no haber dormido en años y con la preocupación pintada en su rostro.

Se detuvo bruscamente al verme allí.

-¿Qué haces aquí?

Tomé su cintura y la aparté del paso con suavidad. Necesitaba saber, necesitaba verlos, necesitaba asegurarme de que no era un sueño, necesitaba verificar que estuvieran bien. Ella mordió su labio inferior mientras yo entraba al cuarto.

-Rupert, yo...

-Shhh. Van a despertar.-Dije en un susurro acercándome a las dos cunas en el centro de la habitación.

Dos bebés pelirrojos, una niña y un niño, dormían profundamente. Estaban entubados y tenían varios monitores conectados que monitoreaban su salud.

Mis rodillas temblaron, y Emma me sostuvo para que no me desmayara.

-Rupert, tranquilo.-Murmuró acariciando mi nuca y rodeándome con sus brazos.-Están bien. Están estables...

-¿Por qué diablos no me lo dijiste?-Protesté tomando su rostro.

Su palidez era similar a la de los niños, sólo que ella se veía saludable aún, y ellos...

-Emma.-Insistí.-Durante estos seis meses creí que estabas mejor sin mí y que nunca lograría recuperarte, y resulta ser que tuviste dos niños en estado de riesgo y que llevan en el hospital tres meses, y...

-Lo siento. Tienes razón, debí decírtelo.-Murmuró, sonrojándose.-Pero cuando me enteré que estaba embarazada me enfadé contigo sin razón, y luego me acusaste de ver a alguien más y no podía creer que...

La interrumpí haciendo que mi boca chocara bruscamente contra la suya.

Emma me acarició la nuca y me correspondió con vigor, estrechándome contra su cuerpo.

Esa noche nos quedamos en el hospital. Ella durmió contra mi hombro y yo me quedé despierto observando a mis dos hijos por primera vez.

Eran más pequeños de lo que deberían ser, y definitivamente no estaban del todo sanos.

Comprendí su preocupación y le besé la frente varias veces mientras dormía, sorprendiéndome una vez más de lo fuerte que podía ser mi esposa, de la madurez y seriedad con que había enfrentado la situación sola, sin ayuda de nadie.

Recién a la mañana siguiente, cuando apareció una enfermera que nos regañó por estar allí sin autorización, salimos del hospital.

Me dolía toda la espalda por haber estado sentado en esa incómoda silla.

La señorita Watson [Grintson]Where stories live. Discover now