No sabía que te dedicaras a la pornografía

951 71 28
                                    

Busqué una manzana en el cajón de la fruta que habíamos recolectado y la lavé antes de darle un mordisco.

Estaba deliciosa.

Una gota de jugo resbaló por mi barbilla. Tomé una servilleta para secarme, pero cayó de mi mano, debajo de la mesa.

Me agaché para buscarla y oí pasos que se acercaban.

-Bien. Estamos solas. ¿Qué pasa?-Preguntó la voz de Emma.

Agradecí que el mantel llegara hasta el suelo y busqué un agujero en la tela para espiar. Últimamente se estaba volviendo costumbre.

-Nos preocupaste hoy por la mañana cuando no te encontramos.-Era mi hermana.

-Ya te dije. Me levanté temprano, acomodé la habitación y salí a ver el amanecer.

Bonnie alzó las cejas y cruzó los brazos.

-Claro. ¿Y se veía lindo?

-Muy lindo. La vista desde aquí es hermosa.

Mi hermana asintió con la cabeza.

-Entiendo. Yo lo vi desde mi cuarto. ¿Viste el momento en que el sol se elevó por detrás de los árboles?

Emma asintió.

-Precioso.

Bonnie sonrió con malicia.

-Eres mala mintiendo.

-No estoy mintiendo.

-Sí. Esta mañana estaba nublado, y el sol sale por el Este, no hay árboles en esa zona.

Emma mordió su labio inferior.

-Yo... Estaba...

-Hay algo curioso. Anoche, cuando Daniel y yo llegamos, más o menos a las tres de la mañana, yo quise subir a hablar con mi hermano. Cuando subí las escaleras al ático, lo oí hablando. ¿Sabes algo de eso?

Ella se encogió de hombros.

-Quizás hablaba por teléfono.

-¿A las tres de la mañana?

-Podía estar viendo un video en su móvil.

Bonnie rió.

-En ese caso, era un video tuyo, porque juraría que sonaba como tu voz. Y no sabía que hacías videos pornográficos, ya que estamos.

Emma se volvió roja hasta las orejas.

-Yo... Mierda.

Se sentó enterrando el rostro entre sus manos.

-¿Se oye desde las habitaciones?

Bonnie sonrió.

-No. Solamente desde la puerta. El ático está prácticamente insonorizado. A menos que pegues la oreja a la puerta como yo hice...

-¡Bonnie! ¿Estabas espiando?

Mi hermana sonrió.

-Sí. No cambies de tema. Te acostaste con mi hermano. Apuesto a que no era la primera vez. ¿Por qué no me lo contaste?

Emma la miró con incredulidad.

-Claro. Oye, Bonnie, ¿puedes ponerme en una habitación lejos de la de Rupert? Es que dormí con él y me avergüenza verlo.

Bonnie sonrió.

-Tuvieron sexo antes de venir. Tú eres la chica de la que Rupert estaba huyendo. Y él era el chico del que huías.

-Sí, sí, muy inteligente.-Protestó Emma.-Ahora, me voy. Por favor no digas nada a Julie...

-¿Bromeas? A mamá le encantaría saber. Te ha adoptado.

Sonreí y mordí mi lengua para no reír. Mis orejas ardían y mi rostro también.

-No quiero que sepa. Por favor, Bonnie. Rupert y yo no estamos saliendo ni nada, y además es mi empleado, no creo que...

-No pasa nada. Su secreto está a salvo conmigo.

Emma suspiró aliviada.

Bonnie le sonrió.

-Venga. Dime. ¿Cómo fue?

Ella se sonrojó un poco más.

-Intenso. Muy intenso.

Mi hermana rió.

-Y yo que creía que Rupert sería virgen por siempre.

Recordé justo a tiempo que estaba oculto debajo de la mesa para no protestar.

Emma rió.

-No. Y es verdaderamente espectacular, cielos.

Se acomodó la camiseta con cuidado.

-Dime la verdad. ¿Se nota mucho? Siento que lo tengo escrito en la cara.

-¿Que dormiste con él? No. Lo disimulas bastante bien.

-No me refería sólo a eso.

Emma bajó la voz y murmuró algo que no logré comprender.

Bonnie dio un gritito y un salto de entusiasmo.

-¿En serio? ¡Em!

-Chist, no grites.

Mi hermana siguió saltando alegremente.

-¡Me alegra mucho!

-No vas a decirle nada a nadie sobre esto. Nada absolutamente. No quiero que Rupert lo sepa.

Bonnie asintió.

-Mi boca está sellada.

Se estiró hacia Emma y le dio un fuerte abrazo.

-Me alegro tanto, tanto, tanto...

Ella le sonrió amablemente.

-Gracias, Bonnie. Por todo.

-No hay de qué, yo...

-¡Buenos días!-Dijo Daniel entrando a la cocina.-Oh. Reunión de mujeres. ¿Interrumpo?

-No. Yo ya me iba, en realidad. Quiero ayudar a tu madre con el almuerzo yendo a comprar unas cosas.-Dijo Emma alejándose.-Los veo luego.

Daniel rodeó a Bonnie con sus brazos y la besó profundamente en cuanto se quedaron a solas.

Decidí dejar de espiar para no traumatizarme y me senté bajo la mesa a acabar mi manzana.

Conque mi hermana había oído todo. Maldición.

Suspiré profundamente, revolviendo mi cabello. Por algún motivo no podía quitar la sonrisa de mi cara.

Emma y yo... Había algo allí. Me pregunté qué le habría dicho a Bonnie, qué cosa no quería que yo supiera.

Probablemente fuera algo bueno, ya que mi hermana se había alegrado. Quizás fuera a ascenderme.

Ja, ja. No. Tenía que ser otra cosa, algo como...

-Dan.-Gimió mi hermana.

Maldición. Triple maldición. De modo que así se había sentido Bonnie la noche anterior. Vaya incomodidad.

La diferencia era que yo no podía irme sin ser visto.

Me tapé los oídos con fuerza rogando que acabaran rápido. No podían demorar mucho porque cualquiera podría entrar y verlos.

Grité con todas mis fuerzas dentro de mi cabeza intentando cubrir los ruidos que escuchaba.

Mi estómago cosquilleó.

Emma se veía guapa con la falda suelta y larga que se había puesto, y con esa musculosa de tiras.

Cerré los ojos al recordar su cuerpo desnudo y perfecto contra el mío. Fuego puro dentro de mi estómago mientras la besaba.

Esa chica me enloquecía por completo.

La señorita Watson [Grintson]Where stories live. Discover now