Daniel está del lado oscuro

927 83 42
                                    

Apenas había pasado una semana en el trabajo cuando comprendí por qué todos odiaban a Emma.

Era terriblemente estricta y severa.

No le gustaba para nada si encontraba a un empleado bebiendo o comiendo sobre el escritorio, hablando por teléfono con una persona sobre algo completamente ajeno al trabajo, durmiendo sobre la computadora, viendo pornografía o jugando al solitario en vez de trabajar.

Además no aceptaba excusas ridículas, y tenía un maldito don que le permitía distinguir cuando alguien le mentía descaradamente.

Una tarde me reuní con Daniel para comentárselo, y me pidió ver una foto de ella.

-¿Esa es tu jefa?-Preguntó cuando le mostré el artículo del diario online que estaba en el pasillo de la empresa.

Asentí con el ceño fruncido.

-¿Y por qué diablos te quejarías? ¡Está jodidamente caliente!

Miré a Dan con incredulidad. Está bien, él solía tirarse a cualquier cosa con un par de senos y un trasero bonito, pero de ahí a hacer ese comentario había un buen trecho de diferencia.

-¿Qué dijiste?

Él puso los ojos en blanco.

-Es guapísima. No seas idiota. Es sexy. Y además, por como la describes, no es una mala persona.

-¡Me regañó frente a todos!-Me quejé recordando mi primer día de trabajo.

-¡Y tú le respondiste! Oh, Rupert, a veces eres un idiota completo. ¿No me dijiste que te caía bien cuando la conociste en la calle?

-Hasta que se convirtió en mi jefa, yo no tenía idea de...

-Bueno, tendrás que aceptarlo.

Revolví mi cabello y suspiré profundamente.

-Pero...

-Nada de peros. Va en serio, Rupert, no hables como un idiota.

-Pero...

-¿Sabes cuántos hombres desearían que una mujer así les diera órdenes?

-¡Yo no soy así!

-Entonces con más razón deja de quejarte.

Crucé firmemente mis brazos.

-Yo no soy un irresponsable ni un inútil y ella no para de repetírmelo.

-Llegaste tarde el primer día con el pijama de coches de tu madre. Un jefe que realmente se guíe por su sentido común te hubiera despedido sin dudarlo un segundo siquiera. Ella te dio otra oportunidad. Tendrías que estar agradecido.

Fruncí el ceño.

-¿Por qué estás de su lado?

-No se trata de estar de un lado u otro, se trata de que comprendas su punto de vista. Además, la pobre chica debe pasarlo fatal en la oficina.

-¡¿Perdona?! ¡¿Dijiste "la pobre chica"?!

-Rupert, no sabes lo que es que nadie te quiera en un lugar. Que todos te odien y hablen mal de ti todo el tiempo. Te vuelves solo y amargado, no funciona al revés.

-¿Qué puedes saber tú de eso?-Protesté.

Dan suspiró.

-¿Por qué crees que siempre salgo con una chica diferente? Ninguna realmente está interesada en mí. Sólo quieren mi dinero. Yo estoy solo y amargado. El sexo no llena algunas cosas en la vida. Deberías agradecer que tienes a tus padres y a tus hermanos. Ni tu jefa ni yo los tenemos.

-Emma tiene a sus padres.

Daniel parpadeó con sorpresa.

-¿Leíste siquiera el artículo?

-No, pero...

-Oh, Rupert.-Protestó.-Deberías leerlo.

Suspiré profundamente y me froté las sienes con paciencia. Dan era gerente de una compañía también. Debí suponer que no me comprendería del todo. A pesar de ser mi mejor amigo.

-Lo digo en serio. Lee el maldito artículo. Me voy. Tengo una cita.

-Buena suerte.-Dije con un suspiro.

Dan palmeó mi hombro.

-Recuerda lo que hablamos, ¿de acuerdo?

Sin decirme nada más, se marchó.

Aquella noche me metí en la cama con un suspiro, recordando mi conversación con él.

Tomé mi teléfono y decidí leer el artículo.

Era bastante largo.

Observé la foto de mi jefa. Sonreía. Lo cierto es que tenía una linda sonrisa. Y con esa falda y esa camisa me costaba respirar adecuadamente cuando la veía.

Era muy sexy.

Según lo que leí, Emma había nacido en Francia pero sus padres se habían mudado a Londres cuando ella tenía tres años, por lo que no sabía hablar francés y se consideraba inglesa desde siempre.

Había estudiado en Oxford y había decidido iniciar su emprendimiento cuando su padre... Cuando su padre las abandonó a ella y a su madre, que se había enfermado gravemente.

Alcé la vista del artículo. Con razón Daniel había dicho...

Sentí un poco de culpa en la garganta. Emma había vivido en la calle varios años para pagar el tratamiento de su madre. Vivía de la caridad y trabajaba día y noche en mil cosas diferentes.

La compañía que fundó finalmente comenzó a funcionar. Poco a poco creció, su madre se recuperó y pudo dejar los demás empleos para dedicarse de lleno a la nueva empresa.

Su padre regresó a casa y su madre lo recibió con alegría. Emma no. Seguía enfadada y resentida porque él había vuelto cuando ella comenzaba a ser exitosa.

Había discutido con sus padres y no se hablaban desde entonces.

Volví a hacer una pausa en la lectura. Emma no se hablaba con sus padres. Y no tenía hermanos... Tenía que estar realmente muy sola.

Busqué en Internet una noticia sobre su boda. Seguramente había alguna. Efectivamente, una revista del corazón que la definía como "la joven empresaria más exitosa del momento", había publicado hacía tres años una nota que decía que ella había anunciado que el compromiso estaba roto sin querer dar más detalles. Su ex prometido se había casado con otra mujer, más joven que Emma, al poco tiempo, y tenía un hijo en camino.

Fruncí el ceño.

Seguramente el tipo la había engañado. Podía darme cuenta por la edad del bebé. Y por más arpía que fuera una mujer, nunca merecía algo así.

Revolví mi cabello con un suspiro.

Bien, quizás Dan tuviera razón. Sólo un poco.

Me acosté pensando en todo lo que había leído y en nuestro primer encuentro. Quizás ella no fuera tan mala después de todo. Quizás sólo había tenido una vida muy difícil.

La señorita Watson [Grintson]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن