simon says

disfruta de tu pareja

TaeYong suspiró temblorosamente. 

Habían llegado desde hacía una hora para hacerle una emboscada a quien sea que fuera su pareja. Los matones del Señor Lee estaban justo detrás de él y sabía que ni bien saliera del edificio, la otra persona moriría si es que no morían ambos. De cualquier forma, él moriría pronto. 

Entonces de una monstruosamente enorme camioneta, se bajó un joven con el cabello casi rubio. Era delgado y de contextura mediana. Tenía una sonrisa hermosa y por un instante, TaeYong cerró sus ojos, lamentándose de involucrar a alguien con un gesto tan puro en su rostro. 

Uno de los matones se le acercó. 

"¿Vas a emparejarte?". 

"Sí, habitación 1-27. ¿Quieres que te invite a mi festejo?". 

"Tu nombre". 

El chico extendió su sonrisa. 

"Yuta, Na-ka-mo-to, Yuta". 

Otro de los matones llamó al Señor Lee. TaeYong podía contar los pitidos. 

"Es un tal Nakamoto Yuta y tiene cara de que quiere que lo golpeemos". 

Hubo un silencio mortal. 

De pronto, los guardas comenzaron a retirarse. 

De un momento para otro, solo tenía a Nakamoto Yuta mirándole directamente con esa sonrisa encantadora. TaeYong no sabía si tenía ganas de llorar, ganas de gritar o de explotar. Recordó las palabras de su amigo, S.I.M.O.N siempre tiene la razón. 

El japonés le extendió la mano haciendo una pequeña reverencia. 

"Bueno, eso fue un poco inesperado, pero... ¿Te apetecería que entremos juntos?". 

"¿Quién eres?" TaeYong preguntó, casi al borde de las lágrimas. 

"Tu pareja". 

"Eso no es a lo que me refiero". 

"Entonces, el amor de tu vida". 

Volvió a levantar su mano. 

TaeYong observó los coches negros que se alejaban y la mano abierta del muchacho. Tenía la sensación de que se estaba metiendo en un lío mucho peor, pero la aceptó. 

Cuando salieron del edificio, nadie los estaba esperando y esa fue una de las sensaciones más extrañas que TaeYong alguna vez sintió. 

"Conozco un buen lugar aquí cerca, tienen buen vino".

Yuta observó al muchacho. 

Olía a que tenía heridas que recién estaban terminando de ser curadas, podía sentir sus nervios a flor de piel y el pánico que recorría su mirada temblorosa. Pero de alguna forma se mantenía entero y suave, caminando a su lado y respondió de forma amable a su intento de sacarle plática. 

"¿Ese buen lugar aquí cerca es tu departamento?" preguntó riendo apenas el omega. 

"Sí, cocino bastante bien, eh. Y sí tengo buen vino". 

Fue extraño porque ambos terminaron juntos, porque -aparentemente - ese japonés no tenía ni idea de cómo cocinar la carne al estilo coreano. Por primera vez en muchos años, TaeYong no se sintió obligado a cocinarle a un alfa y lo hizo por gusto. Recordando la época en que de verdad disfrutaba de preparar comidas. 

Yuta hacía como que le ayudaba pero solo estaba merodeando por la cocina y era gracioso que aún mantuviera su postura genial a pesar de que descaradamente no estaba haciendo nada.