céntrate en la misión

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Hace mucho tiempo, hubieron un conjunto de guerras que derivaron en una gran guerra. La más cruenta de toda la historia de la humanidad, es conocida como la Última Guerra.

Muchos países estaban enfrentados unos contra otros y, a veces, estaban librando más de una guerra al mismo tiempo. No quedan muchos registros disponibles para el público, pero siempre contaban que las grandes potencias occidentales masacraron a los inocentes ciudadanos de países menos afortunados.

La versión sobre los motivos cambia un poco según quien la cuente.

Cuando vivió en Alemania, le decían que se debía a una enfermedad que se había extendido en muchos países. Como no tenían presupuesto para dedicarse a los estudios científicos necesarios para encontrar la cura, decidieron erradicarla a la manera que les pareció más conveniente: matando a los portadores. Un acto de benevolencia.

Al llegar a China, ellos le contaron que la enfermedad fue parte de un ataque biólogo orquestado para bajar los números de las filas enemigas. Y que las posteriores matanzas fueron para eliminar a los que quedaron.

Mientras que la guerra alcanzaba la historia, en Suiza las cosas sucedían de otra forma. Era el último recóndito de paz luego de los países nórdicos cayeran bajo el yugo ruso. Sabiendo que en cualquier momento se alcanzaría un punto de no retorno, se dedicaron a investigar otras cosas.

¿Cómo podrían hacer que los humanos dejen de pelearse? ¿Habría que quitarles los sentimientos? ¿Habría que volver a un estado más primitivo?

Encontraron una gran solución para un gran problema. La vigilancia extrema disfrazada de una falsa sensación de libertad todo cubierto en un paquete tecnológico.

Como era de esperarse, los países de occidente tuvieron una victoria pírrica.

Decidieron a las personas en categorías que le daban un sentido de pertenencia y responsabilidad más allá de cualquier religión o raza. Aprovecharon los problemas de infertilidad gracias a las bombas y las pandemias para comenzar a crear personas.

Estas personas iban más allá de lo que los humanos alguna vez pudieron hacer. Tenían más fuerza, su sentido era más agudo, el desgaste cerebral del peso de los años era mucho más lento y menos destructivo. Ya no existirían los niños con lentes gruesos o las personas sordas. Las personas ya no se enfermarían. Por lo que vivirían una larga vida productiva y en paz.

La sociedad en sí cambió, no habría rincón en las ciudades que no fuera filmado. Todo estaba cubierto en tecnología por lo que todo estaba conectado. Las personas con sus casas, las casas entre las casas. El sentido de responsabilidad haría que las mismas personas de aseguraran de hacer que los demás encajaran en sus roles asignados.

"Es tan afinado como un reloj" masculló YangYang. "Lástima que se han metido cucarachas dentro".

"Nada hecho por humanos es perfecto" comentó DeJun, aflojando el tablero de luz. Colocó un aparato que se pegó allí, lo prendió y volvió a colocar la tapa.

"¿Dónde está KunHang?" preguntó YangYang.

"Haciendo de campana en la entrada del edificio" DeJun dejó de sostener la linterna con la boca cuando tuvo sus manos libres. "Vamos, tenemos que llegar hasta la otra fase".

"Okey" YangYang sonrió.

Entre las coincidencias de la vida, Liu YangYang, miembro de la familia que alguna vez se había encargado de mejorar el ADN de los humanos, se encontró con Xiao DeJun, también miembro de la familia que actualmente se encarga de equipar a los países de Asia del Este con la tecnología de S.I.M.O.N.

"Todavía no puedo creer que hayan sacado de línea tus interceptores" comentó YangYang, frunciendo el ceño. "Malditos coreanos".

"No me hace gracia tener que colocarlos de nuevo cada mes, un día descubrirán donde los colocamos físicamente y nos van a matar".

XiaoJun, como le decía YangYang de cariño, utilizaba viejas  centrales de S.I.M.O.N que todavía seguían operantes gracias a la intervención de SiCheng, para colocar interceptores y así poder leer lo que sea que estuviera pasando todo el sistema. Las estaciones viejas funcionaban, pero no estaban actualizadas ni vigiladas.

La sede de investigación de China comenzó a notar irregularidades en el funcionamiento de S.I.M.O.N en Corea, por lo que decidieron mandar agentes para investigar de forma ilegal, así que no podían reclamar cuando encontraban a los agentes ejecutados. No tenían pruebas de que el gobierno estuviera promoviendo esas irregularidades por lo que no podían intervenir abiertamente.

De alguna forma, había alguien que se las inegniaba para detectar los interceptores y privarles el acceso, por lo que se sobrecargaban e implotaban.

"No puedo creer que los muy descarados nos tachen de insurgentes cuando estamos buscando proteger el sistema" YangYang siempre hablaba mucho. "Entiendo que no van a decir: Ciudadanos, matamos a personas que estaban investigando nuestras cosas raras. Pero es humillante. Ellos son los insurgentes".

XiaoJun seguía trabajando en lo suyo, asegurando el último interceptor. En silencio, le perturbaba estar en esos sitios más del necesario.

Caminaron hacia la entrada y DeJun afiló la mirada, desde el pasillo principal podía ver la mochila de KunHang en el suelo. Empujó a YangYang hacia dentro y comenzaron a correr hacia los túneles de la edificación. Alguien los había encontrado y sería muy estúpido salir por delante.

Las botas chapoteaban en el agua acumulada de lluvias en los túneles. Si XiaoJun había memorizado bien los caminos, ese debería tener alguna salida a un bosque que estaba cerca de un pueblo. Allí podrían perderse rápidamente.

"¿¡Vamos a dejar a KunHang atrás!?"

"Lo dices como si estuviera vivo" masculló XiaoJun.

"¿Por qué crees que está muerto?".

"Quizá porque ya mataron a veintitrés de nosotros".

"KunHang es más fuerte de lo que crees".

"Si quieres ir a buscarlo por mí está bien, pero yo tengo una misión que cumplir y no me voy a desviar por nadie".

DeJun siempre había sido así de distante con las personas. YangYang podía percibir que estaba preocupado y asustado incluso si seguía caminando hacia delante.

"¡Iré a buscarlo y a los tres regresaremos a casa!".

XiaoJun lo observó durante un breve periodo de tiempo, solo hasta que YangYang sonrió y comenzó a correr hacia la primera salida cerca de ellos.

Espero que no llore cuando se de cuenta que no regresaremos. Pensó DeJu, sabía que en el momento en que tuvieran la información necesaria para eliminar la irregularidad, también estarían lo suficientemente expuestos como para terminar con una bala en la cabeza.

"Solo céntrate en cumplir la misión, Xiao, no pienses en lo que va a pasar después" se dijo a sí mismo y continuó caminando.

simon saysWhere stories live. Discover now