Prologo

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Lo único que iluminaba el bosque era el sol del atardecer

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Lo único que iluminaba el bosque era el sol del atardecer. Corría rápido, sintiendo el aire golpearme, a pesar de la adrenalina, mi corazón bombeaba tranquilo. Sonrei mientras miraba hacia atrás, mi amigo intentaba inútilmente alcanzarme.

Me escondi detrás de un árbol y pude verlo seguir avanzado, sin darse cuenta que pasó por mi lado. Tape mi boca con mi mano para no reír y me quedé un rato ahí. Decido caminar con pasos tranquilos, sin importarme si rompía unas ramas, de seguro el estaba lejos, no me escucharía.

Camino hasta llegar a un lago, me siento en un lugar en el que puedo admirar bien el atardecer y luego me doy cuenta. Miro hacia todos lados, nunca estuve en esta parte del bosque. Sonrio curioso mientras me levanto y empiezo a caminar observando cada detalle, es más hermoso que los otros lagos que había visto. Sigo caminando para ver si podía encontrar el camino de vuelta, no debía volver tarde, mi madre se preocuparía y me padre sólo me regañaria.

Y entonces lo escucho.

Una pequeña y dulce voz invadieron mis oídos, una voz tarareando una canción suavemente. Trate de localizarla y a pasos lentos y hipnotizados, camine hacia ella.

Cuando llegué a esa voz, lo primero que vi fue una cabellera negra, muy negra. Que pertenecía a una joven de espaldas, la misma estába sentada y podía escuchar su corazón latir tranquilo, en paz.

Pare en seco y la observe unos segundos más, ella no notaba mi presencia y yo por alguna razón sentía más curiosidad por ella. Cuando me dediqué a dar un paso, pise accidentalmente una rama llamando inmediatamente la atención de ella.

Su cabeza giró rápidamente en alerta, lo primero que vi fueron esos dos ojos celestes, un color exacto como el cielo, luego dirigí mi mirada a sus labios, pude notar los gruesos y carnosos aún a esta distancia.

Su mirada reflejaba miedo e inocencia. Era una niña, la niña más hermosa que vi en mi vida.

Una ráfaga de viento hizo volar levemente su cabello negro y yo aspire fuertemente el aire al percibir un olor.

Parpadee lento cuando lo note y sentí mis ojos iluminarse. Era ella, mi compañera de vida estaba justo frente a mi.

De inmediato supe que nada sería igual, que todo cambiaria, pero lo más importante.

Que ella era mía.

 Mi LunaWhere stories live. Discover now