Definiendo Reglas

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Me disculpo si demoro en subir los capítulos. 

Tomo mi tiempo para escribir, en especial ahora que no tengo tanto como quisiera.

Gracias por seguir leyendo esta historia, por los comentarios y las estrellitas. Me emociono cada vez que veo como siguen aumentando los lectores e interactuando. 

Disfruten del capítulo~

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—Aprovechando que todos están, firmemos el acuerdo— dice el rey creando con magia el contrato en físico—. ¿Todos de acuerdo?

Los presentes se limitaron a decir que sí. Más de uno guarda su opinión para evitar contiendas.

—Que así sea— con un chasquido gotas salen de los dedos de los alfas. —Con su sangre juran la paz— las gotas caen en el papel, escribiendo sus respectivos dueños. 

<< y nuestro conocimiento los apoya— los elfos, incluyendo a Zuriel, dicen palabras en el idioma de los elfos, sellos luminosos se crean en la hoja.

—Está hecho.

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Con el tratado firmado y las misiones claras, los integrantes se toman el resto de la noche para descansar. Sin más que aclarar, a la mañana siguiente comenzará el plan.

Los elfos se mantienen el la terraza mientras los lobos entran a la habitación cercana.

El rey Kurt mira a su esposa. Al parecer intenta lanzar una gran ola de agua de piscina al dragon y la elfo de cabello rubio que luchan por safarse de la enredadera de raíces que hizo crecer.

Nada de aquello es tan extraño como ver a su hija sentada en el trono improvisado habiendo sillones mullidoy puffs.

—¿Qué te preocupa florecita?— el rey pasa su mano por el sedoso cabello de su hija.

La joven frunce los labios, reteniendo el enojo. Estira las piernas, las cuales abrazaba.

—No comprendo por qué mentiste sobre mis capacidades. — aprieta los puños—. ¿Tan inútil me encuentras como para decir que soy la de más experiencia en investigación y experimentación cuando no es así?

<<No te permito que manches mi nombre con mentiras— se pone sobre sus pies en el asiento del trono.

El rey sonríe, con la tranquilidad que le caracteriza. Si algo ama es ver esos ojos verdes arder con la determinación característica de su esposa.

—En un mundo como este no podría dejarte sin algo que los mantenga a raya— la abraza, cargando su peso para dejarla levitando fuera del trono. —Tal vez no fuiste quien descubrió la enfermedad, pero estoy seguro que ayudaste a tu madre en el descubrimiento. Incluso diste opciones para la cura, ¿no es así?— besa la frente de Zu.

—Nunca me dejas intervenir en las reuniones o aportar en los experimentos más riesgozos. Se que comparto con mi mamá el rasgo de extrema curiosidad y es peligroso. Pero...

En el fondo se escucha como la ola choca en la tierra, arrastrando a la elfo pequeña y haciendo estornudar al dragon al sentir agua combinada con cloro en los orificios de su nariz. 

—Intenta protegerte. O eso dice. La verdad no entiendo como ayuda. Sin embargo no es mentira que me ayudaste.

—¿Le contaste, mamá?— mira a la persona a su lado, quien sonríe con la malicia de un niño después de una travesura.

Mi pequeña ZuDove le storie prendono vita. Scoprilo ora