Es contigo ahora

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Con las yemas de sus dedos acarició la tinta. Una sonrisa melancólica iba dibujándose en su rostro a medida que los recuerdos volvían con una sobrecarga de sentimientos, no imaginó que en una mañana tan soleada y rodeado de magnificas personas iba a sentirse tan incompleto y ansioso; era culpable de estar sentado junto a las cenizas de la fogata en vez de estar mostrándoles a todos lo mucho que había deseado estar ahí con otros iguales a él, encontraba realmente irónico que tenía la oportunidad de desahogar todo su odio hacia los zorros rojos y sin embrago cada vez que quería decir algo solo pensaba en que detrás de toda esa vanidad, apariencias y simpleza había encontrado su lealtad, su inocencia y la más pura belleza de un alma libre. Sacudió la cabeza pensando que Donghae había cavado profundo en su vida, ayudándolo a cambiar de parecer y a ver más allá de todos sus prejuicios.

—¿No vienes? Se está organizando un divertido juego de cacería. Atrapa a más de diez conejos y la victoria será tuya.

Aiden se veía contento, no cabía duda que a pesar de los largos viajes que le gustaba hacer siempre consideraría a este su hogar el sitio donde el corazón late más rápido, respirar es más fácil, te sientes nuevo, ligero y feliz. HyukJae lograba experimentar todo eso junto a Donghae.

—Creo que voy a dejar que tú lo hagas por mí y ganes el mejor premio— le dijo alzando la mirada de sus manos, sabía que Aiden lo entendía.

—Quizás lo comparta. Deséame suerte.

Lo vio alejarse junto a otros zorros entusiastas, no volverían hasta el anochecer y era muy probable que él se quedara justo donde estaba dejando pasar las horas sin preocupación.

—Es un tatuaje muy curioso estando en la piel de un zorro de mármol— escuchó decir con la voz áspera de un anciano. La mirada estaba puesta en el interior de su brazo y era tan intensa que por un segundo HyukJae se sentido avergonzado. —Imagino que tiene un gran significado. Tengo cicatrices que me dejaron importantes personas y cambios a lo largo de mi vida. La piel es como un lienzo, eso creo, así que no deberías intentar ocultarlo.

HyukJae asintió y apartó su mano del grabado. Fue un impulso que surgió apenas llegar ahí, Aiden había insistido en que recapacitara pero no había nada que pensar, quería tener pruebas de que lo había cambiado y ahora se quedaría para siempre. No había arrepentimiento solo emoción por mostrárselo a Donghae.

Donghae... necesitaba verlo, quería tenerlo ahí y que fuera el primer testigo en todos sus arrebatos, la voz de su conciencia o la de su perdición. No importaba si ambos caían por un risco ya que no habría asuntos pendientes estando juntos. Todo esto le recordaba que la única razón por la que no lo estaban en ese preciso momento era su antigua inseguridad, la misma que le dijo que la manera de ser libre era estando solo. Ya había estado solo mucho tiempo, ya había terminado de satisfacer su egoísmo y era tiempo de volver con él.

Se lo diría a Aiden. Quizás le arruinaría el momento a su querido amigo pero no podía esperar ni un día más.

Los zorros gozan de una sola pareja, no están juntos siempre pero hay ocasiones en las que se buscan solo para mostrarse el cariño que se tienen, disfrutan de su compañía hasta que sienten que han tenido suficiente y vuelven a la soledad. Lástima que HyukJae y Donghae no podían adaptarse a esa rutina.

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La mochila con sus cosas molestaba más que cuando emprendió la caminata, además su cuerpo le exigía alimento, algo fresco que le proporcionará la energía que había gastado desde antes del atardecer, por suerte había pensando en la cena y recogió un par de presas cuando aun había luz de día. No iba a detenerse hasta cruzar todo el bosque y llegar a la cascada así que comenzó a devorarlas en el camino sin miedo a desperdiciar un poco de carne pegada a los huesos. Si quería llegar a la playa en un día así tendría que ser, no negaba que estaba un poco asustado pero pensando en la charla inspiradora que tuvo con el zorro no iba a retroceder ahora, él no era un cobarde.

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