"Humano pequeño"

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—¿Ya vas a dirigirme la palabra?

El silencio fue la respuesta.

—HyukJae, ni siquiera sé porque estas tan molesto. Estoy seguro que en una situación como esa habrías hecho lo mismo. N-no es como si de repente fueras a elegirme a mi sobre cualquier otro culo bueno para follar.

—¿Te estas refiriendo a ti mismo como un buen culo?— enarcó una ceja y le miró de reojo.

—¡No! Bueno, lo soy— respondió con una sonrisa tímida aun cuando estaba alardeando de esa manera. Pero al escuchar a HyukJae refunfuñar de nuevo volvió a centrarse: —Ese sujeto era agradable. Pensé que podíamos hacer como antes y elegir cuando separar caminos, ahora comprendo que tú no opinas lo mismo. Solo digo que en vez de ignorarme y asustar a los visitantes deberías decir cómo te sientes.

HyukJae detuvo su apresurando andar, sin embargo no se giró a enfrentarlo. Mejor no verse las caras en ese instante de tensión e ira, pensaba.

—He escuchado lo que ese cobarde ha dicho, suficientes insultos he recibido de personas mejores que esa. Además aunque ustedes dos combinan perfectamente, era conmigo con quien estabas, pienso que no solo eres un desgraciado coqueto también un pésimo amigo que antepone a sujetos extraños  justo cuando nosotros estábamos pasándolo bien.

Había hablado demasiado rápido, Donghae tuvo que poner a su mente a trabajar a la misma velocidad para medio comprender sus razones. Al final sus mejillas se calentaron y bajó la mirada al suelo al darse cuenta de lo que había hecho.

—No lo pensé de esa manera. Creí que podía alejarme un rato y luego volver contigo. Siempre estoy contigo, ¿no?

Pasó el nudo en su garganta solo para evitar que las burbujeantes emociones se filtraran en el tono opaco de su voz: —Puedes irte cuando quieras Donghae, honestamente no puede importarme menos.

¡Bingo!

Aquella oración fue absolutamente clara. Lo suficiente para que el menor abriera enormes ojos ante la verdad asomándose detrás de la rudeza. Solo un tonto sería capaz de no notarla, y un zorro jamás se pierde de los detalles.

No iba a mentir, se sentía halagado.

Con su misma sonrisa continuó siguiendo a HyukJae hasta el jardín de su casa en silencio. Una vez cerca de la puerta trasera se lanzó sin pensarlo a su espalda y lo rodeó con sus brazos del cuello, sin darle tiempo para procesarlo comenzó a besarlo en todas partes. Es posible que fuera lo menos masculino del mundo, pero poco importaba si estaba siendo muy gay ahora que necesitaba mostrarle al quejica de Eunhyuk lo mucho que lo prefería, decírselo solo empeoraría su mal humor.

Besó su nariz, sus mejillas, su frente, su barbilla, las comisuras de su boca, su mandíbula, pasando de todas sus protestas o intentos inútiles de apartarlo. Pero al llegar al cuello HyukJae prácticamente se derritió en sus manos. Suspiró temblorosamente complacido y cerró sus ojos lentamente bajo la mirada atónita de Donghae. Puede que el cuello sea la zona más sensitiva del cuerpo para la mayoría, pero en el zorro blanco era una debilidad tal que podía desarmarlo.

Temeroso de que fueran a doblarse  sus piernas Donghae lo sostuvo firmemente de sus costados, y para probar su punto pegó de nuevo sus labios a la suave y blanquecina piel debajo de su oreja derecha. HyukJae rió nervioso y se encogió de igual manera, los bellos de sus brazos se erizaron.

—De acuerdo, es suficiente— dijo con dificultad y apartándose  —Eres un desgraciado chantajista.

—¿He logrado que dejes de estar enfadado conmigo?— murmuró, haciendo un mohín dulce.

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