• Cinco •

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Transcurrió una semana desde que Gray volvió de su viaje, todo era mejor así. Al menos él se encargaba de que Natsu dejara de recordarme el pasado.

Hace algunos años, él y yo llegamos al extremo de ser más que amigos, fuimos como novios por unos meses, aunque nunca fue de forma oficial.

Natsu siempre iba por mi a mi casa y me mandaba cartas y presentes lindos. Yo sólo esperaba que él diera el primer paso, pero luego me salió con que se iría. Me hundi en un mar de tristeza y estuve deprimida por meses, hasta que su hermano, Gray, empezó a ser más divertido y atento conmigo, hasta que llegué a sentir cosas bonitas por él. Luego me pidió ser su novia y poco después le pidió mi mano a mi padre. Era tan lindo y detallado conmigo que no me negué, ya que estaba segura de que esa era la mejor decisión. Estaba feliz con la idea de formar una familia con el hombre que me conquistó, pero últimamente nuestra relación se ha ido por la borda.

- Natsu me contó que estuviste la tarde encerrada - no quería hablar del tema - Lucy, haces que él se preocupe, que nosotros nos preocupemos.

- Sólo quería estar sola - sonreí -
Se me hace tarde, debo ir con Juvia para que me muestre los nuevos diseños que creó.

- Está bien, cuidate - me dio un corto beso en los labios y salí de la casa.

Juvia era una vieja amiga de la Universidad. La conocí cuando caminaba a toda prisa hacia la cafetería, pues se me había olvidado mi móvil. Ella lo encontró y al ver que yo estaba desesperada buscando por todos lados, se acercó y me lo pasó. Desde entonces somos buenas amigas y nos reuníamos una vez por mes, ya que ahora ella hacía muchos viajes, acompañando a su madre.

- Pasa - ella me a abrió la puerta de su casa - ¿Quieres algo de tomar?

- Un jugo de limón, si no es molestia - sonreí sentándome en el sofá - he oído que tu madre triunfó con las ventas.

- Si, le fue muy bien - trajo los jugos para tomar - ¿Y cómo vas con tu matrimonio?

- Bien, Gray sabe que soy feliz a su lado - ella sonrió contenta.

- ¡Mami! ¡Mami! - el pequeño Kai se acercó corriendo a nosotras para darle un fuerte abrazo a su madre - Mira el bonito dibujó que te hice - le enseñó su cuadernito todo lleno de colores.

- Está hermoso, ya verás que a tu Abuela le gustará - el pequeño Kai desvió su mirada hacia mi, y se acercó corriendo para abrazarme.

- ¡Que me trajiste tía! - Yo lo envolvi con mis brazos muy cariñosa, amaba a mi sobrino - Oh... ¿Aún no tienes tu pancita? ¿Cuándo vas a tener un bebé?

- ¡Kai! - Su madre lo regaño - No molestes a tu tía y ve a tu habitación. Recuerda que tu abuela quiere ver tu tarea terminada cuando llegue.

- Está bien, Mami... - El pequeño se fue.

- Disculpalo, está ansioso por tener un amiguito - Dijo nerviosa Juvia.

Yo bajé mi mano a mi vientre y lo acaricie, lo que daría yo por tener un angelito como su hijo en mi vientre. Debía aceptarlo, no quería renunciar a la idea de tener un bebé. No viendo a muchas madres con sus hijos en las calles, no viendo como eran de felices las mujeres cargando a sus bebés.

- No importa - reí - Es sólo un niño...

- Se que muy pronto Gray y tu serán bendecidos con un hermoso bebé, no tengo duda de ello - Dijo animada, yo sólo fingi sonreír.

- Por que no me muestras de una vez esos fantásticos diseños - ella sonrió y abrió la carpeta que traía.

Pasamos la tarde en su casa, haciendo algunos arreglos para luego entregarle los diseños a mi mamá, y que luego ella le diera los fondos a la madre de Juvia para hacer de una vez las prendas.

Me divertí mucho con el pequeño Kai, en serio que era un amor, muy travieso y caprichoso.

Juvia cuando estaba en la Universidad era de esas chicas que salían mucho a fiestas, tomaba y también fumaba. Pero en una de esas noches de diversión, acabó en la cama de un sujeto desconocido, el cual no quiso hacerse cargo del bebé que nació producto de esa aventura.

Mi amiga no se rindió tan fácil y lo demandó, pues el sujeto era siete años mayor que ella y era su obligación responder por el bebé. De esa forma Juvia dejó el alcohol y su mala conducta para centrarse en su hijo, aunque pensó en abortar las primeras semanas.

- Tía Lucy, ¿Me das un beso? - Él extendió sus manitos hacia mi.

- Claro - Lo levanté en mis brazos y di un corto beso en su mejilla - Ya estás grande, Diablillo.

- Si, pronto tendré cinco años - Dijo orgulloso.

- Lucy, espero que hayas disfrutado nuestra compañía - dejé a Kai en el suelo y él se puso al lado de su madre - De verdad que fue un gusto tenerte con nosotros.

- Vendré nuevamente cuando tenga tiempo - le regalé una sonrisa.

Ya iban a ser las siete de la tarde, debía llegar pronto o ellos me darían un regaño por preocuparlos. Llegué veintinueve minutos después, pero nadie estaba en casa, como siempre. Hice lo más rápido que pude la cena y comi sola, ya que ellos no aparecieron.

Al final me acosté sola en la cama y me puse a leer un libro romántico, donde la protagonista terminaba con una familia feliz.

Tal vez deba hablar con Gray, tal vez deba enfrentar a mi padre y a mis suegros. No quería morir sin antes oír la risa de un niño corriendo por mi casa.

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Continuará***

°• A Base de Errores •°  ||Lemmon|| #Wattpad Where stories live. Discover now