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Naruto guardó silencio mientras dejaba que su cabeza descansara encima de la almohada que Hinata le había prestado, eran aproximadamente las tres a.m y ya se había hecho tarde, aunque su casa se encontraba al lado Naruto no quería irse y dejarlas solas, así que sugirió y pidió a las hermanas si podía quedarse, y obvio ellas no se negaron.

No podía pensar muy bien gracias al sueño y también estaba levemente (y lo repito, sólo un poco) ebrio, pues al primo de Hinata le encantaba el sake y bueno, él no se iba a negar, aunque estando en la casa de dos mujeres debía comportarse sí o sí.

—Toma, la noche está fría pero esto es lo suficientemente bueno como para que no pases frío —Hinata apareció en la sala con una gran frazada, Naruto se sentó de inmediato recibiendo la cálida manta con gratitud, le sonrió, aunque en la oscuridad obviamente no se podrían ver aquellas sonrisas llenas de cariño.—Espero que no te incomode dormir en el sofá, es sólo que... Bueno...

—No te preocupes amor, lo entiendo.

Hinata sintió como sus emociones se avivaban al escuchar la palabra amor salir de la boca de Naruto, se acercó de manera lenta y acarició su cabello con ternura.

—Tienes suerte que mañana no hay que ir a la universidad o estaríamos muertos para ese entonces —Naruto no pudo estar más de acuerdo.—. Bueno, yo me iré a dormir.

Cuando Hinata planeaba darse la vuelta, Naruto la abrazó con fuerza recargando su cabeza sobre el vientre de ella, en su cabello las caricias nuevamente no se hicieron esperar.

—¿Qué pasa? —murmuró.

—Es que siento que te amo más de lo que podría haber imaginado, Hinata...

—Estás ebrio, Naruto —rió mientras se sentaba a su lado, a pesar de la tenue oscuridad que los rodeaba, Hinata se encontraba realmente impresionada de que los ojos de Naruto brillaran tanto, se veían preciosos.

—Estoy muerto de sueño, pero no ebrio, estoy cien por cierto consciente de lo que acabo de decir, ¿No me crees?

¿Tendría que dudarlo?

—Yo...

Naruto miró el suelo mientras sonreía, sabía que en el fondo Hinata no iba a creerle del todo y la entendía, vaya que lo hacía.

—Está bien —Naruto acarició su mentón mientras le sonreía directamente.—. Está bien si no me crees, de mi cuenta corre que lo hagas.

Besó los labios de Hinata con ternura y a la vez desesperado, como si jamás lo pudiera volver a hacer, la abrazó como si fuese un niño pequeño aferrado a su recuerdo más hermoso, temiendo que este desaparezca.

Naruto recordaba todas las veces que Hinata le dio las gracias por todo lo que hizo por ella en su momento, recuerda que se las sigue dando día a día por no marcharse de su lado, y él, en todas esas ocasiones le respondía lo mismo, no me des las gracias por hacer posible algo que se te negó. Y lo cierto es, que el único que debería darle las gracias es él. Hinata apareció en su vida llenándola de alegría, de emociones indescriptibles y un montón de situaciones inolvidables.

Hinata le enseñó a sentir más de lo que él creía conocer.

Hinata le abrió las ventanas de un mundo completamente distinto al que él conocía, le mostró lo que era parte de una vida dura y llena de dolor, le mostró las lágrimas más agrias, le mostró lo que era desmoronarse y tener miedo de levantarse.

Naruto debía agradecerle a Hinata por llegar a su vida y dejarle ser parte de ella, por permitirle ayudarle.

Él debía agradecerle simplemente por ser ella.

Intrigue┊NaruhinaWhere stories live. Discover now