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Una vez que estuve dentro de mi ‘cálida’ habitación, me lancé de golpe a la cama. Estaba exhausta, realmente cansada, al menos estuve con Naruto prácticamente todo el día por lo que no me aburrí en lo absoluto, me estoy acostumbrando poco a poco a la presencia continua de Kiba, Sasuke y Sakura, ni hablar de Naruto, ya saben mejor que nadie que nosotros dos somos realmente cercanos, y todo eso en cuestión de meses.

Creo que a lo largo de mi vida he tenido tres facetas que no voy a olvidar, nunca.

1.- La Hinata niña, una chica dulce que tenía fe en la familia perfecta.

2.- La Hinata que vio como su familia se fue destruyendo lentamente pero de una manera terriblemente dolorosa, donde la posibilidad de confiar en alguien no era una opción.

3.- Y la Hinata actual, la cual no creí existiera en algún momento, más aquí la tienen, volviendo a confiar lentamente en su extrovertido —y malditamente lindo— vecino.

¡Tenía que decirlo!

Aunque al principio era extremadamente arisca con él, bueno, con todos, no se me pasó en ningún momento por la cabeza qué, precisamente a él le haya contando toda mi vida, y justamente con él haya comenzado a creer en las personas una vez más.

Realmente a Naruto le debo demasiado.

Por inercia me levanté de la cama, con la vista pegada en la ventana y así fue como lentamente me acerqué hasta ella, corriendo la oscura cortina y topándome con él, estaba divagando, observando el cielo oscuro, completamente lleno de un millón de estrellas brillantes, la vista era hermosa... Y no me refiero a las estrellas y el cielo.

Su rostro estaba iluminado, sus ojos eran un par de azulejos brillantes, su cabello rubio resplandecía como el sol recién saliendo, fue ahí donde me pregunté en qué pensaba.

—Es una linda noche, ¿No?

Fue lo único que dije antes de que se volteara a verme, sorprendido. No pude evitar sonreír, mientras él me veía de forma fija, no entiendo muy bien, pero la intensidad de su mirada causó en mí muchas cosas que no sabría explicar del todo.

Pero no era una sensación desagradable en lo absoluto, aunque no muy conocida sinceramente.

—¿En qué piensas? —murmuré, como si realmente no quisiera hacerlo.

—En que la vista es muy hermosa hoy... —soltó de repente, yo haciéndome la idea de que realmente no contestaría. Por un momento sentí que los roles en ambos habían cambiado. ¿Así suelo ser la mayor parte del tiempo? Sus palabras fueron casi idénticas a lo que pensé un momento atrás.

—Lo sé —asentí, recargando mis brazos sobre el marco de la ventana, alzando la cabeza para que las estrellas fueran un reflejo en mis ojos.

—Oh, no sólo hablaba de las estrellas... —pestañee repetidas veces, antes que mi impulso fuera más rápido y voletara mi rostro, juntando nuestras miradas en otra ocasión.—También hablaba de ti.

El silencio entre nosotros fue evidente, yo exageradamente puedo decir que el latido de mi corazón hacía eco entre los dos.

Puedo agradecer que sea de noche, por que de lo contrario el hubiese notado el tono rojizo en mis mejillas, aunque yo tampoco lo podía ver, el calor que tomó mi rostro me auto-delató.

Sí, estaba sintiendo cosas inexplicables.

Sí, estaba sintiendo cosas inexplicables

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Intrigue┊NaruhinaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon