Cisco solamente quería probar su nuevo invento, así que Ayleen se ofreció para ayudarle con eso; pensando que era algo inofensivo. Pero por accidente termina atrapada en otra dimensión.
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INFECCIÓN
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Ayleen.
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—¿En dónde está Lydia?
—Ella lo hizo en su primer año. —Respondió Stiles encogiéndose de hombros
—¿Entonces yo podría haberlo dejado para cualquier otro momento? —Cuestionó Malia, se notaba que la chica estaba nerviosa.
—Chica, tú estudiaste más para esto que cualquiera de nosotros. —Le respondí recargada en uno de los casilleros tras de mí, con los ojos cerrados. Y no es que tuviera sueño, si no que estaba repasado mentalmente lo que había estudiado la noche anterior.
—No te pregunté. —Respondió de forma brusca la coyote.
Rodé los ojos ante su respuesta. No entendía el motivo, pero desde el día en que me conoció me trató de una forma poco amigable. Así que mientras podía, me limitaba a ignorarla. Y no es que la odiara o algo, más bien me daba igual.
—Estás haciendo esto, porque mientras estamos intentando no morir, aún necesitamos vivir. —Dijo Scott tratando de evitar que se generara un ambiente pesado por la actitud de Malia hacia mí.
—Además ¿Qué hace ella aquí? Ni siquiera es de nuestro año. —Murmuró con evidente fastidio en la voz.
Jamás había respondido ante su mal humor conmigo, principalmente porque sabía que era una más de la manada y no quisiera generar problemas. Sin embargo, ese día no tenía el mejor humor y seguramente iba a terminar diciéndole algo, pero antes de que pudiera responder, Stiles pasó un brazo por mis hombros dándome palmadas en la cabeza.
Su manera de decirme que mejor me estuviera callada.
—Ayleen es muy inteligente. Le han dicho que puede adelantar el examen, como a Lydia. —Le respondió Kira de forma tranquila con una sonrisa. — Además solo son tres horas. Podemos sobrevivir tres horas.
Conforme nos íbamos adentrando en el aula en la que haríamos el examen nos iban tomando la huella y pidiendo nuestros teléfonos celulares. El profesor me daba cierta incomodidad, tenía una sonrisa de matón.
Cada uno tomó asiento y tras la señal del profesor comenzamos con el examen. Podría no ser una mujer lobo, pero también podía jurar oler los nervios de todos en el aula, unos golpeaban el pie en el suelo, otros borraban de forma exagerada en la hoja de respuestas y luego estaba Stiles que tenía un lápiz en cada mano y además uno en la boca. Un chico un tanto... especial.
