Debería prestar atención al camino

2.2K 93 32
                                    

-¡Rupert, se nos hace tarde!-Llamó Dan desde el coche.

-¡Voy!-Salí corriendo del edificio, feliz.

Acababa de obtener un nuevo empleo en una compañía de seguros. Sería el secretario de la jefa máxima de la empresa, en un puesto bastante bien pago.

Me llamaba mucho la atención que el trabajo estuviera desocupado y que, por lo que me habían contado, ningún empleado durara en él más de dos semanas.

Según me había dicho una chica de la compañía, se debía a la jefa. Por lo que me contaba, era una verdadera arpía.

Pero no la conocía aún, así que esperaría para formarme mi propia opinión sobre el asunto.

-¡Rupert, cuento hasta cinco y me marcho!-Insistió Daniel.-¡Estés adentro o no! ¡Llego tarde a la cita!

Como tenía que ir al centro comercial y Dan, mi mejor amigo, tenía una cita con no sé qué Jessie en el cine del mismo centro, me llevaría.

Sabía que Dan cumpliría con su palabra de irse al llegar a cinco. No sería la primera vez que lo hiciera, por lo que decidí correr para no perder mi transporte.

Estaba tan apurado para llegar al coche, que choqué con una chica, haciendo que derramara su café sobre su impecable camisa blanca, y que resbalara y cayera al suelo.

-¡Mierda!-Dije agachándome a su lado.-Lo lamento, no te vi.

Dan hizo sonar la bocina antes de irse. Pero no me importó. Estaba preocupado.

La chica gimió adolorida, sujetando su nuca.

-Perdóname. Juro que no te vi.-Dije ayudándola a sentarse.-Ay, en verdad lo siento. ¿Te has hecho mucho daño? Lo siento, soy un idiota.

-Está bien. Estaba distraída. Yo...-Hizo una mueca de dolor cuando rozó su nuca.

-Lo lamento.-Volví a decir.-Déjame ver.

Ella quitó su mano y observé su nuca. No se veía hinchada ni sangraba.

-Creo que estarás bien. Aunque yo me pondría hielo, por si acaso.

Meneó la cabeza.

-Ya estoy bien. Pero te lo agradezco, eh...

-Rupert.-Dije buscando sus ojos con los míos.

Eran castaños. De un color almendra precioso. Sentí un escalofrío y mordí mi mejilla por dentro para cerciorarme de no estar mirándola fijamente e incomodándola.

-Bueno. Gracias, Rupert. Estoy bien. Voy a cambiarme la camisa antes de volver...

-Deja que te acompañe, por favor.

Ella se sonrojó un poco.

-Yo... Está bien.

Me levanté y la ayudé a levantarse, y comenzamos a caminar en la dirección desde la que ella venía.

-No me has dicho tu nombre.-Observé.

Ella se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja.

-Emma.

Sonreí.

-Es un lindo nombre.

Ella también sonrió, aunque brevemente.

-Gracias.

-¿Segura no te hiciste daño en la cabeza?

-Segura. Estoy bien. No necesito que te preocupes. Venía distraída, generalmente siempre me fijo si hay alguien corriendo porque está la estación del autobús enfrente y muchos corren.

La señorita Watson [Grintson]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon