capítulo 2

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°Capítulo 2°

~Nadie tiene la vida llena de momentos perfectos. Y si fuera así dejarían de ser perfectosSerían normales. ¿Como conocerías la felicidad si no experimentas la tristeza?~

Kagome había dejado completamente pasmado a Inuyasha, que no la detuvo, él sabia que hacia tiempo que la joven muchacha dejó de llorar por él, y aunque, de cierto modo le alegraba, ya que amaba a Kikyo, le molestaba que la joven Kagome ya no lo amase tan fervientemente como en el pasado, el la quería, no tan intensamente como a Kikyo, pero la quería de todos modos,  y no dejaría que nadie la tome, ella era suya, o al menos, eso creía él.

Mientras Inuyasha pensaba en Kagome, ésta, caminaba por los oscuros bosques, si un arma que la pudiera proteger,  pasó por el pozo, donde había hablado con Sesshomaru, y no pudo evitar sonreír, el Youkai se veía verdaderamente interesado en el amor, y ella desde lo mas profundo de su ser deseaba que el encontrara su amor, así como ella deseaba encontrar el suyo.

Kagome se encontraba tan absorta en sus pensamientos que no había detectado que una presencia maligna la seguía, sin darse cuenta llego a un extenso prado, y fue tarde, unas garras habían atravesado la suave piel de su hombro izquierdo, y un grito agudo salió de su boca, dio media vuelta para encontrarse con un Youkai de apariencia grotesca, ojos rojos, boca enorme provista de una dentadura parecida a la de un tiburón, era mucho mas alto que la Miko, era como de dos metros y medio o tres, y sin dar tiempo a la joven, volvió a atacarla, estaba desgarrando el vientre de la muchacha con sus grandes y filosas garras, teñidas ahora de un intenso carmín gracias a su sangre.

Inuyasha, no podría salvarla, se encontraba demasiado lejos como para oírla, ya no tenia escapatoria, era su fin, y cuando la joven pensaba que todo estaba perdido -puesto que el Youkai iba a volver a atacarla- una linea de luz verde lo atravesó, partiendo en dos su cuerpo, y una última frase fue lo que escuchó antes de ver solo oscuridad.

-Tks, tonta humana-  esa fue la última frase que escuchó, e inconscientemente sonrió por eso.

Allí se encontraba, Sesshomaru, el gran Sesshomaru, Lord de las tierras del oeste, llevándose a Kagome al estilo nupcial, hacia donde se encontraba el río mas cercano, que para su suerte, -o tal vez la de la muchacha- se encontraba solo como unos cincuenta metros, una vez que llegaron, el Youkai procedió a quitarle sus prendas, mas bien solo su blusa del colegio, sin mirar sus 'dotes' de doncella, el Youkai procedió a limpiar con el agua del río sus heridas, para después rasgar su blusa y usar como venda en el brazo y vientre de la muchacha.

Una vez parado el sangrado, la joven seguía inconsciente, temblando de frío, el Inu-Youkai suspiró exasperado, mientras se quitaba el Haori y se lo ponía a la Miko, una vez que lo tuvo puesto, nuevamente la levanto y la llevó consigo en donde se encontraban sus acompañantes, Que raramente seguían durmiendo a pesar del único grito que lanzo Kagome.

'Que extraño que se deje atacar tan fácilmente, acaso no era que Inuyasha la protegería?' se preguntaba el Youkai aún con la Miko en brazos, la dejo en donde hacía unos minutos estaba acostado, y se recostó a su lado.

Aguardando por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora