Capítulo 14

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Desde afuera de la cabaña estaban Sango, Miroku y la anciana Kaede sonriendo como nunca, por fin la pequeña Kagome encontró a un buen hombre que la quiera.

-Ah! El amor es tan hermoso!- suspiraba sango mientras acariciaba a Kirara en sus brazos, Kaede y el monje asintieron felices y se separaron, la vieja Miko fue por plantas medicinales para la niña, mientras que Sango fue a pasear con Miroku.

Todo estaba relativamente bien en la aldea, pero no siempre debe ser así.

En otro lugar, bastante lejos de allí, en un oscuro castillo se encontraba un Youkai pelinegro rompiendo todo a su paso, sus ojos brillaban como el fuego y no sabría decir si era por su presencia demoniaca o por lágrimas, todo eso siendo observado por una impasible niña, hasta que la puerta se abre, mostrando a una Miko con una pequeña y malvada sonrisa.

-Vaya Naraku, que te tiene tan agitado?- decía con sarcasmo la mujer, una fría mirada por parte del pelinegro le traspasó el alma.

-No es de tu incumbencia Kikyo, me pregunto si ya debería matarte, después de todo puedo hacerlo cuando se me de la gana- decía el hombre, mientras alargaba su brazo y apretaba el cuello de la sacerdotisa, ésta se retorcía levemente asustada.

-No puedes hacerlo... Onigumo no te dejará- decía la mujer entrecortadamnte, dolía, bastante, pero no lo demostraría.

-Onigumo ya no está interesado en ti querida Kikyo, prefiere a Kagome, como todos los hombres- dijo Naraku, jugando con Kikyo, quien abría los ojos como platos y empezaba a forcejear mas, temiendo por su vida.

-Nunca se fijará en ti, ella ama a Inuyasha, como yo siempre lo hice, siempre seras dejado por el mismo hombre- trataba de decir Kikyo, el agarre en su cuello se hizo mas fuerte.

-Tu fuiste la única idiota que se enamoró de ese hanyou que ni siquiera sabia si te quería o no, o me vas a decir que te amaba? El prefería a Kagome, tu lo sabes,  ella podría darle hijos, hacerlo feliz, tu solo fuiste, una dama de compañía- decia, las lágrimas se acumularon en los ojos de la Miko y Naraku sonrio..

-Ella siempre fue mejor que tú y lo sabes, ahora está incluso con un mejor hombre que ese bastardo, también es mas fuerte, lástima no podrás volver con tu querido Inuyasha- y eso fue lo último que escuchó Kikyo, Naraku le quebró el cuello.

Murió instantáneamente y sus almas salieron rápidamente de ella para ir en otra dirección, cenizas, eso fue lo único que quedó de la que fue llamada una vez la mejor sacerdotisa de esas tierras.


Naraku sonrió, pero una lágrima traicionera cayó por su mejilla, había perdido a las dos unicas mujeres por la que sintió algo, no sabría decir si era amor, pero sentía y a él lo hacia sentirse débil.

Kanna seguía mirando impasible la escena, imperturbable, esa niña era la nada reflejada, la mirada del hombre pasó a ella.

-Prepara las cosas Kanna, nos iremos de este lugar-  hablo él, la pequeña asintió y salio del lugar, mientras que Naraku volvía a la ventana, mirando el paisaje desolador del lugar a su alrededor, se sentía así, desolado, vacío, hueco, envenenado.


Mientras tanto, en una cabaña, un Youkai ponía en un futón a una pequeña niña, mientras que otra Miko miraba la escena con ternura, pero de pronto una fuente de luz entra rápidamente y posee el cuerpo de Kagome, quien cae entre sus mantas por el golpe.

-Kagome! Que sucede?- preguntó Sesshomaru mientras se acercaba a la mujer, quien respiraba agitadamente con lágrimas en los ojos.

-Mis almas, las que me había quitado la bruja para revivir a Kikyo, volvieron a mí- dijo ella, su respiración poco a poco empezó a tranquilizarse y trato d levantarse, pero Sesshomaru la volvió a acostar y negó con la cabeza, ella suspirado asintió.

-Esas almas la tenía la Miko de barro?- preguntó seriamente, la chica asintió nuevamente.

-Pero porqué volvieron a mi? Además... Cargados con mucha tristeza- susurró la joven sin entender.

-Murió- dijo simplemente Sesshomaru, la chica abrió los ojos con fuerzas.

-K-Kikyo... Murió?- preguntó la chica llevándose la mano a la boca con sorpresa.

-Que acabas de decir?- la voz de Kaede resonó en el lugar, su mirada reflejaba tristeza, al menos en su único ojo.


Kagome no sabía que decir, estaba en una especie de shock, mientras que la anciana Miko se sentía desfallece... Volvía a perder a su hermana mayor?

Aguardando por tiWhere stories live. Discover now