24.

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-Marta, Marta, -me despierto, al escuchar el intento de susurro de mi amiga. -Marta, coño, ven ya, -vuelvo a escuchar y cierro más los ojos, aún adormilada e intentando no despertarme del todo. -Mira qué monas, -vuelvo a escuchar pero sin ser capaz de abrir los ojos.

-¡Me muero!, -contesta mi otra amiga. -Hazles una foto Mari, corre.

Ante los intentos de susurros fallidos de mis dos amigas, me rindo y abro los ojos. Me los froto con una mano y levanto la cabeza para mirarlas.

-Sois gilipollas, iros de aquí, -digo, bostezando.

-Mierda, Marta, corre, -dice María, como si no fuese a enterarme de que han estado aquí, por muy recién levantada que esté.

Las dos tontas salen de la habitación, cerrando la puerta, y cuando me intento mover y no puedo, entiendo qué hacían aquí. Miro a mi izquierda, encontrándome a Alba abrazada a mí y profundamente dormida. No puedo evitar sonreír y, tratando de no moverme mucho, giro mi cuerpo hacia ella.
Qué guapa es.
Qué tranquila se la ve.
Qué felicidad desprende.
Acerco mi mano a su cara y, con mi dedo, la recorro despacio. Primero sus ojos, su nariz respingona, sus labios. Me detengo más tiempo del debido ahí, observándolos atontada. Los tiene levemente abiertos y yo me muero de ganas por mordérselos. Pero, antes de hacer algo que no debo, separo mi dedo de sus labios y, sin moverme mucho, alcanzo mi móvil para mirar la hora. Compruebo que son las doce pasadas y, contando con que ambas tenemos que ducharnos aún, decido que es buen momento para despertarla.
Dejo el móvil en la mesilla de nuevo y, quitando el mechón rebelde que tenía en la mejilla, dejo un beso en ella.

-Alba, -susurro cerca de su oreja, dándole otro beso. -Albi, -vuelvo a susurrar, alargando la i y dejando muchos más besos en su mejilla. Ella suelta un pequeño gruñido y, tras apretar los ojos, los abre levemente mientras me sonríe. -Buenos días, -susurro, sonriendo pero sin alejarme de ella.

Se inclina un poco y, tras dejar un beso en mi mejilla, se frota los ojos y sonríe aún más.

-Si son así, y tanto que buenos, -dice, bostezando después y haciendo que yo no pueda parar de sonreír, acordándome de la época en la que estábamos así siempre. -¿Qué hora es?

-Más de las doce, -informo. -¿Me ducho yo o te duchas tú?, -pregunto, ya que en cada habitación hay un pequeño baño y lo tenemos que compartir.

-¿Me dejas a mí? Así me despejo.

Asiento. Tras darme un beso, se levanta de la cama y coge un par de las toallas que nos ha dejado la propietaria de la casa.
Se mete al baño y, al minuto, empiezo a escuchar Ruin the friendship a toda hostia y, seguidamente, el agua.

-Put down your cigar and pick me up, -escucho a Alba cantar y, sin poder evitarlo, me pego a la puerta mientras sigue cantando para escucharla mejor. -I got only good intentions, so give me your attention. You're only brave in the moonlight. So, why don't you stay 'til sunrise?, -me paro a pensar en la letra y, perfectamente, me la podría estar cantando porque realmente me describe bastante bien. -I'm thinking we should cross the line. Let's ruin the friendship, -escucho cómo suelta una pequeña carcajada, tan irónica que sin verla lo sé, y deja de cantar.

Realmente, ¿deberíamos cruzar la línea? ¿Deberíamos arriesgarnos otra vez?
¿Y si sale mal? Es que, si saliese mal, acabaría tan tan tan jodida... Pero, claro, ¿y si saliera bien? Joder, lo que sería eso. Estar con Alba Reche realmente podría ser perfectamente de lo mejor que me pasase nunca.
Miro otra vez a la puerta. El agua se ha dejado de escuchar hace rato. ¿Y si entro y que sea lo que tenga que ser?
A ver, Natalia, espera.
¿Y si la cago? Igual está harta de esperar y no quiere nada ya.
Joder.
Qué coño hago, porque ganas no me faltan.
Miro de nuevo la puerta, mordiéndome el labio, y me alejo de ella negando con la cabeza.
Natalia, no la cagues.
No puedo volver a perderla.
A los pocos minutos, Alba sale del baño con una toalla enrollada al cuerpo y otra en el pelo. Me sonríe y se gira, agachándose frente a su maleta.
Natalia, huye antes de que se vaya a la mierda la poca fuerza de voluntad que te queda, corre.
Cojo las otras dos toallas y entro al baño, poniendo también música y metiéndome a la ducha intentando dejar de rayarme con qué debo o no debo hacer.
Alba, Alba..., ¿qué estás haciendo conmigo?

Volver. // Albalia.Where stories live. Discover now