El planeta sigue girando

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—Emma, vine en cuanto leí tu mensaje

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—Emma, vine en cuanto leí tu mensaje. —Vivian habló abriendo la puerta del dormitorio y se quedó estática al descubrir que Emma se encontraba terminando de empacar suficiente ropa en una mochila.

—No tenías que venir —respondió sin abandonar lo que estaba haciendo—. Te dije «Vi, me voy en cinco minutos» porque quería avisártelo, nada más, como la segunda ocupante del dormitorio que eres, digo.

—Me parece una estupidez que abandones la universidad por un rompimiento. —se adentró al cuarto, cerrando la puerta, y le ayudó a cerrar la cremallera de la mochila que se negaba encastrarse. Emma se irguió para mirarla, sentía que estaba minimizándola—. Emma, estás actuando emocional, no racional.

Emma se apoderó de su mochila, —Mi relación con él era mi único motivo para permanecer aquí. Odio estar lejos de mi papá; odio despertar temprano y odio lo que estoy estudiando. ¿Por qué seguir aquí? —colocó la mochila sobre su hombro derecho y guardó su teléfono en el bolsillo trasero de su vaquero azul.

Vivian meditó en silencio con la mirada baja, —No sabía que no estabas a gusto con lo que estás estudiando, siempre te veo dedicándole más tiempo de lo que yo le dedico a mi carrera —susurró.

Emma se le acercó y le dio un breve abrazo de despedida, —Por favor, cuida mis pertenencias hasta que decida cómo afrontar la situación frente a mi familia. Si alguien pregunta, solo dile que quise un respiro.

—E-está bien. —ese abrazo la dejó impresionada. ¿Esa acción significaba que al final la perdonó por lo perra que fue con ella? Inmediatamente pensó en que Emma tenía un corazón de oro, y le preocupaba imaginar que pudiera perdonar a Colin también. Él no la merecía, lo que él merecía era sufrir mucho.

Emma atravesó el campus universitario con la cabeza abajo, viéndose los zapatos deportivos. Siempre había sido invisible para los demás, eso siempre la lastimó, pero, en ese momento, deseaba que nadie la notara. Habían pasado diecisiete horas desde que le rompieron el corazón y la única razón por la que el llanto se cortó se debía a los sedantes que consumió; se sentía cansada, incluso lánguida, pero, en una situación en la que su corazón se estaba desangrando, prefería sentirse dopada en lugar de sentir el dolor tan intensamente con todos sus sentidos despiertos. Corrió hasta la camioneta Ford de tamaño monstruoso y la trepó con esfuerzo para subir junto al conductor, le dio un beso en la mejilla a Jason.

—Eres la primera en montar el asiento del copiloto. —fue lo primero que le comentó Jason sobre su nueva camioneta, la miró sonriendo. Emma no le había hablado con sinceridad. Jason recibió un mensaje de ella la noche antes, que decía que estaba estresada por el estudio y que deseaba relajarse unos días.

—¿Podemos irnos? —preguntó con la vista al frente.

Jason entrecerró los ojos y tomó el volante, —Bien, bien —puso en marcha el vehículo. ¿Tan estresados andaban los estudiantes a esa altura del año? Esa y otras razones por las que abandonó la facultad. Tosió en su codo izquierdo y agarró para beber un jugo de frutas ubicado en el porta vaso de en medio, saboreó esa mezcla de frutas estacionales—. Ah... Todos quedamos estupefactos hace un mes por la fotografía que publicaste en tu Instagram con Colin McClain, el domingo llegó una foto casual en el grupo que tengo con mis padres, de ambos hablando como demasiado... unidos. Se la reenvié inmediatamente a tu papá y me bloqueó —rió, colocando el jugo en el porta vaso otra vez—. Sabía que me iba a bloquear.

Al Estilo Emma© #1Where stories live. Discover now