Venir al mundo por error, tener trastorno de pánico y poseer un coeficiente intelectual brillante, eran cosas de Emma Miller. No podemos dejar de mencionar la ansiedad, que la azotaba en los peores momentos, y lo ingenua e inexperta que podía llegar...
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Venir al mundo por error, tener trastorno de pánico y poseer un coeficiente intelectual brillante, eran cosas de Emma Miller. No podemos dejar de mencionar la ansiedad, que la azotaba en los peores momentos, y lo ingenua e inexperta que podía llegar a ser.
Ésa era Emma Miller; el error, la rara y la jamás besada.
Con diecinueve años, se inscribió a la universidad más lejana que encontró en el mapa del país, eso por un momento de rabieta hacia su madre. Ya con la mente fría, se dio cuenta que era una novata de la vida adentrándose a la jungla de la llamada vida real, pero ya no podía retraerse, no quería darle esa satisfacción a su madre.
Entonces, Emma Miller, la aspirante a columnista de su propia revista, no contó con que en el mundo real existen personalidades de todo tipo. Seductores natos hasta extraordinariamente raros.
De no tener ni una sola amiga, pasó a tener cuatro amigos, en menos de veinticuatro horas, pero había uno en especial, que la sacaba de quicio, no lo soportaba por tantas horas, quizá porque él era el reflejo de ella; les gustaban las mismas tonterías y tenían una opinión bastante parecida en cuestiones académicas, eran tan inteligentes y tan estúpidos a la vez.
