#62 Llévame a casa

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—¡Te gané Simón! —festejo mientras me entregan mi premio.

—Eso fue por suerte —se defiende pero es en vano.
I
—Le pegué estando con un brazos inmóvil ¿a eso le llamas suerte? —hablo con burla. Él se queda en silencio, y me doy cuenta que se ha quedado sin argumentos, dejo escapar una fuerte carcajada y él niega con su cabeza.

Salimos del lugar y vamos directo al estacionamiento donde somos sorprendidos por un grupo de hombres vestidos de negro. Simón automaticamente se coloca delante de mí para cubrirme pero estos tipos rodean a mi guardaespaldas.

—¿Qué quieren? —habla Simón.

—La queremos a ella y si no quieres salir muerto de aquí te sugiero que la sueltes —habla con cierta tranquilidad, lo que me parece algo cínico.

—No, no se la llevarán —veo como detrás de ellos llega una camioneta negra, de vidrios polarizados. Los grandotes que estaban detrás de Simón lo agarran y se lo llevan a un auto negro que está adelante de la camioneta y los otros dos grandotes me agarran a mi. Uno de ellos me toma por la cintura y el otro me tapa los ojos. A la mano inmovilizada no le hacen nada, me toman la mano sana y la atan a mi cintura y por último me tapa la boca. Mientras uno me alza pataleo fuerte pero no hay caso.

—Jefe aquí la tiene —escucho que dicen cuando ya estoy sentada no sé en dónde, supongo que debe ser en un auto o camioneta.

—Oh asi que aquí está tu jefe cito —no escucho nada por parte del "Jefe" entonces me animo a decir— Escucha bien idiota, tengo cinco hombres dispuestos a buscarte y matarte, a ti y a toda tu banda de esteroides. Así que porque mejor nos evitamos muertes y problemas y me dejas salir de aquí —escucho puras risas lo que me da más impotencia— ¿Simón estás aquí?

—El incompetente de tu guardaespaldas no está —escucho que alguien habla con tono de burla.

—¿Qué ganan con esto idiotas? —ya estoy comenzando a desesperarme.

Después de un tiempo el auto se detiene, alguien me toma del brazo y comienza a dirigirme por un lugar que ni siquiera puedo ver por la venda de mis ojos.

—Dice que la dejen en la silla —me siento en la silla ya que con los ojos vendados no puedo mirar por donde escapar— Listo Jefe, cualquier cosa que necesite nos llama —no se escucha respuesta del jefe.

Cuando pasa un rato sin que nadie hable, me cruzo de piernas y decido hablar yo.

—Escucha idiota no sé por qué me tienes aquí, si quieres pedir dinero está bien, sólo pon un número y te lo daré, déjame ir —no responde, no habla, no dice absolutamente nada— ¿Eres mudo? —pregunto levantando mi ceja.

Siento su presencia más cerca, su mano acaricia mi mejilla y por instinto corro la cara. Luego comienzo a asustarme cuando siento besos en la mejilla y luego con su mano toma mi rostro para darme un beso. Intento empujarlo con mi cuerpo pero su agarre es más fuerte.

—Suéltame idiota, déjame —es imposible sacarlo de encima—¡Auxilio! —grito desesperada.

Su cuerpo parece alejarse de mi, porque ya no siento ninguna presencia hasta que deja un beso en mi frente.

—¿Quién carajo eres? ¿por qué no hablas idiota? —grito, quiero que responda y que me diga quién es.

—Suéltame —escucho que alguien grita, creo que es Simón— ¿Qué le has hecho idiota? —escucho ruidos y comienzo a desesperarme porque no puedo hacer nada.

—Está bien jefe —escucho pasos y alguien me toma suavemente del brazo— No hagas ninguna estupidez si quieres salir viva de aquí —hago caso a lo que me dice pero antes de marcharme me toman el rostro y deja un beso en mi frente. Me altero porque no entiendo nada de lo que está pasando, lo único que falta en mi vida es psicópata enamorado de mi.

El acuerdo ©                               |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora