#30 Tengo un plan.

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Benjamín

Me despierto a las 6:00 am como todos los días, hago mi rutina de bañarme, vestirme y lo único que no me pongo del traje es la corbata, es que odio esta cosa.

Bajo con la corbata en manos, antes de entrar a la empresa me la coloco. Entro a la cocina y escucho el ruido de un vaso caer.

—¡Ah! —se escucha un grito femenino, entro rápido a la cocina y esta Julieta en sus pijamas con un moño.

—¿Estás bien? —le pregunto, ella asiente— Aléjate de los vidrios, ven hacia mi lado yo iré a limpiarlos —entra Rosa asustada y casi corriendo.

—¿Qué pasó? ¿están bién? —asustada nos mira, yo miro hacia abajo y ella sigue mi mirada— ¡Ay menos mal que es un vaso y que están bien!

—Tranquila Rosa, ni tú —señalo a mi nana— Ni tú —ahora señalo a Julieta —Se mueven de ahí.

Termino de limpiar y me siento en un banco de la isla de la cocina. Rosa nos sirve el desayuno, Julieta se queda observándome y luego dice:

—Buen día Ben —sonríe ampliamente— Perdón por lo del vaso es que soy muy despistada y se me resbaló de las manos.

—Está bien Juli, no te preocupes, lo bueno es que no te pasó nada.

—Gracias —bebe de su chocolate y le queda el bigote de ello y me empiezo a reir— ¿Qué? —me sonríe, parece que no se da cuenta— ¿De qué te ríes?

—Tu bigote de chocolate —tomo una servilleta y se la paso para que se seque pero ella se ríe y lo hace con su lengua, yo lo hubiese hecho con un beso... Pero ¿qué carajos estoy diciendo?

—¿Ya está? ¿tengo algo? —mira su nariz, es tan tierno y gracioso.

—Sí, pareces una niña de cinco años.

—Y bueno es lo que pude hacer —le da otros sorbos a su chocolate hasta que se lo termina y tambien decido tomarme mi cafe.

—¿Quieres que te acerque a la universidad?

—Si no es molestia para ti —ella se dirije al lavabo y deja la taza junto a la  cuchara para lavarla, lo cual hace, me sorprende ya que otra hubiese dejado que Rosa lo hiciera.

—No, no es molestia para mi, solo vistete y no vamos.

—¿En serio? Fíjate que iba a ir así a la universidad, si no me dices uff —sí noto su sarcasmo.

—Ja ja que graciosa, te espero en la sala tortuga.

De la nada sonríe y se dirige a su habitación. Me sorprende que no tarda nada en bajar ya lista.

—¿Lista? —pregunto levantándome del sofá.

—Sí, vamos —me toma el brazo.

Salimos de casa y subimos al auto, yo abro la puerta del copiloto para ella, algo que jamás dejaría de hacer. Durante el camino no faltan las risas, cantos desafinados de ella para hacerme reír lo cual consigue y sus ocurrencias. Llegamos a la universidad, ella baja para luego rodear el auto y pide que baje el vidrio, lo cual hago.

—Te olvidas de algo —no sé a qué se refiere.

—No sé que me olvido, la verdad llevo todo.

—¿Seguro? —pregunta sonriéndome.

—Sí... Sí, seguro —veo que sujeta una tela larga en sus manos color negra: mi corbata. Idiota.

—¡Oh vaya! me olvidé por completo —tomo la corbata al ver que ella no puede, mete su cabeza y lo arregla. Su cara queda tan cerca de la mía, su respiración choca contra mis labios y siento que mi corazón late a mil kilómetros por hora. Ella termina el nudo y se queda observándome, dirijo mi mirada a otro sitio para no mirarla a los ojos y por cosa del destino mi mirada baja a sus labios, hoy no lleva maquillaje en ellos. Su mirada creo que también baja a mis labios, cada vez nuestra cercanía es más corta y nuestras respiraciones se mezclan, de pronto siento un calor inmenso, ésto es algo que no me suele pasar, pero hoy parece que sí. Se acerca y mi cuerpo tontamente lo hace hasta que nuestros labios chocan y se envuelven  en un beso dulce y tierno. Mis manos, que estaban en el volante, caen a mis muslos y es que he perdido la noción.

El acuerdo ©                               |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora