#37 Señor y señora Clark.

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Julieta.

—Estás bellísima, la más bonita de todas —escucho decir a Camila.

—Bueno creo que si lo colocas así será más cómodo para ella —habla mi futura suegra.

—Colócate los zapatos —Gimena me pasa los zapatos que me pondré hoy para la boda.

Sí ya es el momento de casarme ¿quién diría? Hoy 3 de septiembre me casaré con un hombre que conocí hace un mes y medio y no porque este enamorada sino por un trato de las empresas. Yo me imaginaba mi boda con un hombre que me amara demasiado, que al llegar al altar del brazo de mi padre pudiera verlo y observar ese brillo especial que tienes cuando estás enamorado de alguién. Luego nuestro baile como marido y mujer o nuestra noche donde me entregaría al él por primera vez.

—Listo hermosa, ya estás —mi mamá me saca de mis pensamientos tras haber terminado de acomodar mi largo velo.

—Gracias mamá —tengo que aguantar las ganas de llorar.

Escucho que alguién golpea la puerta y es mi papá.

—¿Ya estás lista hija? El novio te está esperando —solo asiento con la cabeza porque si hablo se que lloraré y no quiero eso. Él se acerca y me abraza— Muchas gracias por hacer esto, y perdóname por...

—Tranquilo papá, yo los amo, son mi vida, haría cualquier cosa por mi familia.

Él me sonríe y yo lo tomo del brazo.

Primero entra Gimena, Camila, Valentina y Rocío como mis damas de honor. Tomo una gran bocada de aire para luego expulsarla lentamente. Llegamos a la entrada de la iglesia, la musica comienza a sonar y mis pasos son lentos. Esbozo una gran sonrisa y siento que mis ojos lagrimean. Miro a Benjamín, está bellisimo con su traje negro y la corbata color plateado, en sus ojos veo un brillo pero sé que no es de amor, al llegar a su lado me sonríe y luego le toma la mano a mi papá en forma de saludo. Después dirige su mirada hacia a mi y me guiña un ojo, lo único que puedo hacer es sonreírle.

—Hermanos estamos hoy aquí reunidos para celebrar el matrimonio de esta pareja —saluda el sacerdote.

La ceremonia continua hasta que llega la hora de decir acepto.

—¿Señorita Julieta Anderson acepta a Benjamín Clark para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe? —lo miro a Benjamín, siento que las lagrimas inundan mis ojos. Tengo que hacerlo, puedo hacerlo.

—Acepto —digo finalmente.

—¿Benjamín Clark acepta a Julieta Anderson para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe? —Benjamín me mira y me sonríe.

—Claro que acepto padre —le sonrío y él también lo hace, llega el momento de el anillo y los votos.

—Yo Benjamín Clark te acepto a ti Julieta Anderson como mi esposa para amarte, respetarte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza todos los días de mi vida porque me has hecho ver el mundo de otra manera, me has hecho superar mis miedos, porque me haces reír y has cambiado el rumbo de mi vida por completo —me coloca el anillo dorado en mi dedo anular de mi mano izquierda.

Con lágrimas en los ojos, me muerdo el labio inferior y luego digo lo siguiente:

—Yo Julieta Anderson te acepto a ti, Benjamín Clark como mi esposo para amarte y respetarte en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, porque haces únicos mis dias, porque me demostraste la confianza, porque alegras mis dias. Y porque tengo que enseñarte a cocinar —los invitados y él ríen por mi pequeño chiste, le coloco el anillo dorado en su dedo anular izquierdo y suelto el aire que tenía en mis pulmones.

El acuerdo ©                               |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora