#25 Serás una gran doctora

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Benjamín

Abro mis ojos lentamente y parpadeo varias veces para acostumbrarme a la luz del sol, siento un cuerpo debajo de mi brazo y veo que es el de ella, se encuentra acurrucada, mi brazo envuelve su cintura. Sus manos están debajo de su mejilla, retiro mi brazo de su cuerpo y me siento... ¿Cómo carajo llegamos a estar tan cerca y tan cómodos? ¿Y por qué se sintió tan bien?

Ya me siento mejor, me fijo la hora y son las 8:30 am, que sueño que tengo pero igual me levanto para ir a traer el desayuno.

—¿A dónde vas? —escucho su voz somnolienta.

—A traer nuestro desayuno

—Espera, tú tienes que hacer reposo, iré yo —trata de levantarse.

—No, además no me cuesta nada traerlo.

—Pero tienes que hacer reposo. Es lo que te dijo el médico.

—Ya me siento mejor bruja —y no es mentira me siento mejor que ayer.

—Está bien, solo ten cuidado.

—Oh sí, me cuidaré del asesino que está abajo con un cuchillo.

—No tienes un arma para enfrentarlo, deberías buscar una —¿en serio? Yo me esperaba un insulto de su parte y no. Está loca.

—Sí ya tengo algo parecido —salgo rapido de la cama por si me pega después de escuchar lo que diré—Sólo te llevo a ti a la cocina para aumentarlo —salgo riendo.

Bajo a la cocina y no hay nadie, estupendo, preparo el café de ambos con tostadas con mermelada y jugos de naranja. Subo a la habitación  y no está, supongo que está en el baño.

—Juli ya traje el desayuno —grito no tan fuerte para que me escuche.

—¡Ya salgo, estoy en el baño! —la escucho que grita, espero a que salga y cuando lo hace nos sentamos a desayunar.

—¿Qué quieres hacer hoy? —pregunto para que no se moleste, no quiero volver a discutir y volver a ser un idiota.

—No lo sé, tú tienes que reposar.

—¡Ay por favor es Brasil! —hablo imitando sus palabras.

—Pero ayer enfermaste y me preocupé, no quiero que te vuelva a pasar nada Benjamín —sonrío ante eso.

—No me pasará nada ¿si? Tu tranquila. Podemos ir a almorazar a un restaurante, luego podemos ir a la playa nueva, parque acuático y a la noche vamos a un bar. ¿Qué dices?  Pasamos el día en Brasil.

—No lo sé —se pone pensativa— No me gusta la idea —¿qué? Esta genial— Me encanta —ríe— ¿A qué hora salimos por nuestra gira brasileña? —sonrío otra vez, últimamente he estado muy bien a su lado, digo se siente bien estar a su lado.

—¿Cuándo terminemos el desayuno? —asiente— Nos vestimos y nos vamos.

—¿Sabes a cuál restaurante vamos? Digo ¿es elegante? Para saber qué ponerme —cualquier cosa le quedará bien, lo pienso pero no lo digo.

—Sí es elegante, igual no te preocupes por la ropa.

—Claro. Bajaré esto y me iré a bañar —vuelvo a hablar.

—Yo también quiero ducharme.

Bajo con el desayuno y luego regreso. Ella lleva ropa interior y una bata. Yo por mientras voy a buscar los vestidos que le compré ¿por qué lo hice? Ni yo sé, sólo quise comprarlos.

Sale del baño y voltea su vista a mi, viene cuebierta con su bata negra y una toalla enrollada en su cabeza.

—¿Qué son esas bolsas? —tomo mí toalla y mí bóxer.

El acuerdo ©                               |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora